La derecha italiana volvió a echar mano al fantasma del fraude electoral. Ayer el ex primer ministro Silvio Berlusconi se sumó a las denuncias de sus candidatos ítalo-argentinos y alertó sobre la impresión de 150 mil sobres de más. Sin embargo, el Consulado en Buenos Aires los había confiscado y destruido hace más de una semana.

“Sólo lo hicimos para desechar cualquier sospecha”, explicó a este diario el ministro político de la embajada italiana, Fabrizio Marcheli. Según el diplomático, los sobres de más estaban destinados a los electores que se suman a último momento –los ciudadanos italianos tenían hasta hoy para agregarse al padrón– y a los que no los recibieron en sus casas y van al Consulado a pedir un duplicado. Sin embargo, reconoció, había demasiados sobres extras.

La denuncia la lanzó por primera vez el candidato a senador por el partido de Berlusconi y ex embajador de Carlos Menem ante el Vaticano, Esteban Caselli. Sin embargo, la información surgió del propio Consulado italiano, que es el encargado de controlar la impresión de sobres y papeletas. “Se descubrió esa irregularidad y se actuó inmediatamente”, aseguró Marcheli. “También verificamos la impresión de las papeletas y todo está en orden”, agregó. La embajada dio por cerrado el tema, pero la centroderecha sigue teniendo dudas.

Ayer el favorito para quedarse con el gobierno italiano advirtió sobre el caso argentino. “Tenemos fraudes electorales en todas partes. Sobre la cuestión de los italianos en el exterior nos llegó la noticia de 150 mil papeletas de más que fueron impresas en Argentina”, denunció el ex premier. Desde la Unión Democrática Cristiana y del Centro (UDC), el vocero del candidato a senador y simpático cocinero Donato De Santis salió a respaldar sus sospechas. “Yo no soy adivino..., pero al menos llama la atención que una empresa imprima un 30 por ciento más a costo propio”, señaló Franco Arena. No bien terminó la frase se apuró a aclarar que la UDC y la estrella de Gourmet “no son de Berlusconi”.

Arena adelantó que este fin de semana presentarán pruebas sobre nuevas irregularidades, aunque no quiso adelantar a qué candidatos involucran. No es la primera vez que la alianza de Berlusconi –que hasta hace unos años incluía a la UDC– denuncia un fraude electoral. Lo hizo en la última elección general, cuando perdió por primera vez en una década el Parlamento y, por ende, el gobierno. Pero aquella vez no podían llegar muy lejos con las denuncias. Después de todo, ellos controlaban todavía el Ministerio del Interior. Hoy, en cambio, son la oposición a una centroizquierda desgastada y dividida.

Ni el partido de Walter Veltroni ni la coalición de izquierda La Sinistra L’Arcobaleno ni los independientes respaldaron las denuncias o pusieron en duda el proceso electoral en la Argentina. “Yo más que todos estoy pendiente de esto y no he recibido ninguna denuncia”, dijo en diálogo con este diario la candidata independiente Mirella Giai. En las elecciones de 2006, la dirigente social rosarina perdió su banca a último momento en un recuento que dejó muchas dudas. Pero no fue considerado un fraude, ya que el diferendo era entre dos candidatos de la lista de L’Unione.

“Lo de ahora es un poco de política, de preocupación por los resultados y, a lo mejor, ganas de hacer un poco de barullo también”, dijo Giai, una veterana dirigente de 76 años que cuida cada una de sus palabras. Una fuente cercana a un candidato ítalo-argentino que apoyó a Romano Prodi durante su gobierno y pidió el anonimato coincidió con la líder rosarina y advirtió que Berlusconi y Caselli están desesperados. “Quieren embarrar la cancha porque saben que van a perder en Argentina”, señaló.