El presidente boliviano Evo Morales aseguró ayer que se siente engañado y traicionado por el cardenal Julio Terrazas (foto), quien en las últimas semanas ofició de mediador entre el gobierno y la oposición. “Si el cardenal, si los obispos no quieren ayudarnos, no importa, pero que ayuden a los hermanos indígenas y a las familias cautivas”, reclamó el mandatario en un discurso en el único bastión que mantiene en el departamento de Santa Cruz, la localidad de San Julián. Hace más de un mes, Morales le pidió a Terrazas que oficiara de mediador en el conflicto nacional, pero hasta el momento los esfuerzos del cardenal no dieron ningún fruto. Por el contrario, la situación se puso más tensa y más violenta. Pero lo que molestó a Morales no fue la falta de resultados –de lo que hasta ahora responsabilizaba a la “intransigente oligarquía opositora”–, sino sus cuestionamientos a las denuncias de esclavitud que lanzó el gobierno la semana pasada. El cardenal Terrazas había salido a defender sin dudarlo a los propietarios de las prósperas tierras de Santa Cruz y Camiri. “Se nos habla de que hay lugares llenos de esclavos, pues nadie está de acuerdo con eso. Que nos muestren la verdad; que nos digan dónde los encontramos. No es posible que sigamos condenándolos sólo con slogans, sólo con palabras ofensivas”, había dicho el cardenal en su homilía el domingo pasado. Mientras el enfrentamiento con la oposición política no parece aflojar, el gobierno decidió ceder ante el reclamo de los productores sojeros y de aceite. Decretó un nuevo precio mínimo del litro de aceite y prometió que a quienes lo cumplan se les suspenderá la prohibición para exportar, que rige hace más de un mes.