Vie 25.04.2008

EL MUNDO  › BILL RICHARDSON NEGOCIA POR LOS CONTRATISTAS CON LAS FARC

Desde EE.UU. llega a la selva otro negociado

El intercambio humanitario en Colombia tiene un nuevo mediador y esta vez es gringo. El gobernador de Nuevo México Bill Richardson se encontrará hoy con Hugo Chávez en Caracas para discutir la situación de los tres secuestrados estadounidenses en manos de las FARC. Según adelantó el norteamericano, el objetivo de la reunión es convencer al archienemigo de la Casa Blanca de que retome su rol de mediador. “Lo que intento hacer con el presidente Chávez es conseguir que nos ayude a la liberación de los tres estadounidenses y de otros colombianos”, explicó horas antes de partir hacia Venezuela. A pesar de sus halagos para con el líder bolivariano, Richardson aseguró que tiene el visto bueno del Departamento de Estado.

La figura de Richardson despertó esperanzas inmediatas en Colombia y Estados Unidos. Además de ser uno de los dirigentes de origen hispano más influyentes de su país y un posible miembro del gabinete de Barack Obama si éste llega a la Casa Blanca, el gobernador es un experimentado mediador. A principios de mes y sin hacer grandes anuncios, el ex precandidato presidencial demócrata se subió a un avión rumbo a Bogotá. Allí se reunió con el presidente colombiano Alvaro Uribe, sus ministros más importantes, los ex presidentes César Gaviria y Ernesto Samper y con la ex mediadora y férrea aliada de Chávez, la senadora Piedad Córdoba.

Ahora su próxima misión es Chávez. “Cuando alguien se involucra en negociaciones como éstas es sumamente importante llegar a conocer a los protagonistas y ganarse su confianza”, había explicado durante su paso por Colombia. Aunque Richardson advierte que no es fácil hablar con las FARC, el veterano dirigente demócrata se mueve y habla lleno de confianza. Después de todo, ya sabe de qué se trata.

La primera vez que tuvo que sentarse a la mesa para negociar una vida fue en 1994, cuando era un congresista. Mientras volaba hacia Pyongyang en visita oficial, el gobierno norcoreano derribó un helicóptero que, según la Casa Blanca, había violado por error el espacio aéreo del régimen comunista. Para evitar una crisis internacional, el entonces presidente Bill Clinton le pidió que negociara la liberación de los dos pilotos. Pocos días después, el gobierno norcoreano liberaba a uno de los soldados estadounidenses y reconocía públicamente que el otro había muerto en el ataque.

A partir de ese momento, se convirtió en un negociador estrella de Estados Unidos para este tipo de crisis. En 1995 se sentó con Saddam Hussein en Bagdad y consiguió la liberación de dos contratistas norteamericanos. Más tarde negoció excarcelaciones con Fidel Castro y liberaciones con los talibán afganos y el gobierno sudanés.

A Richardson también le tocó lidiar con guerrillas. Según él mismo contó, en 1996 un grupo de insurgentes sudaneses demandaba 2,5 millones de dólares para liberar a tres trabajadores de la Cruz Roja, entre ellos un norteamericano. Bajo un árbol, pasó horas negociando con un hombre “armado hasta los dientes”. Cuando ya empezaba a anochecer, el líder guerrillero aceptó que los 2,5 millones llegaran en forma de arroz, jeeps, teléfonos satelitales y asistencia médica para la región.

“Me dicen el subsecretario de los truhanes... me he ido ganando una reputación con esto y por eso la gente se me acerca para que los ayude”, señaló. Esta vez, los que se acercaron fueron los familiares de Marc Gonsalvez, Thomas Howes y Keith Stansell, los tres contratistas norteamericanos secuestrados hace cinco años en la selva colombiana.

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