Once personas murieron en un nuevo operativo de la Policía Militarizada en una favela de Río de Janeiro. Como ya están acostumbrados los cariocas, los grupos de elites de la policía entraron con ametralladoras y dispararon a todos, supuestos narcotraficantes y gente inocente que vive en Ciudad de Dios, la favela del oeste de Río que se hizo famosa con la película que lleva como título su nombre. Según informó la cúpula policial el viernes a la noche, habría caído un jefe narco local, aunque su principal objetivo, un conocido líder del crimen organizado, Antonio Ferreira, alias Tota, logró escapar. Entre las otras víctimas ayer sólo se había identificado a Joselia Barros Afonso, una vecina de 70 años, que camina por la callecitas de la favela cuando irrumpieron a los tiros los policías. A pesar de que las autoridades dijeron que sólo respondieron a la agresión de los narcotraficantes, ninguno de los agentes que participaron del operativo resultó herido. La violencia urbana, principalmente derivada del crimen y de los choques entre policía y narcotraficantes, es un problema endémico de Río de Janeiro (foto), que tiene más de 700 favelas donde se apiñan más de un millón y medio de personas. El año pasado, 1260 personas fueron asesinadas por la policía en enfrentamientos con supuestos delincuentes. La cifra es aún más alarmante si se compara con el año anterior. Según la estadística oficial, las muertes violentas a manos de las fuerzas de seguridad aumentaron en un 18,5 por ciento. En su última visita al país, la delegación del Comité de Derechos Humanos de la ONU hizo propia la denuncia de las organizaciones sociales sobre un posible “exterminio de pobres”.