Mié 18.09.2002

EL MUNDO

Fumando espera Irak que se peleen en la ONU por los inspectores

China, Rusia y Francia saludaron la decisión de Saddam de permitir el regreso de los inspectores y buscan congelar en la ONU la guerra que EE.UU. dice que igualmente librará.

Por Paton Walsh, John Gittings y Paul Webster
Desde Moscú, Shanghai y París

Tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU recibieron ayer con satisfacción la decisión de Irak de readmitir a los inspectores de armas de la ONU, mientras Rusia sentaba su opinión de que no eran necesarias nuevas resoluciones de la ONU. Igor Ivanov, el canciller ruso, se distanció de Washington al declarar que había logrado apartar la amenaza de una intervención militar: “Rusia ha trabajado persistentemente para que los inspectores internacionales regresen a Irak. Por ahora, nuestro objetivo principal es asegurarnos que reinicien su trabajo en Irak tan pronto como sea posible”. Ya informada de la movida, la Casa Blanca reiteró que se trata de maniobras distractivas de Saddam, y el jueves el secretario de Estado Colin Powell se reunirá con su par ruso para ver cómo destrabar el conflicto dentro de la ONU. Representantes iraquíes y de Naciones Unidas ya se reunieron ayer y fijaron un nuevo encuentro en 10 días en Viena para debatir cómo se instrumenta el regreso de los inspectores de armas.
China saludó la invitación iraquí como un gesto que el mundo había estado esperando, pero los diplomáticos de Pekín declinaron decir si iban a apoyar una nueva resolución del Consejo de Seguridad. El canciller, Tang Jiaxuan, dijo en Nueva York que la decisión iraquí “es la que la comunidad internacional, incluyendo a China, siempre esperaron ver”. En Pekín los funcionarios lo llamaron un “paso positivo” pero instaron a Irak a que continúe implementando las resoluciones de la ONU “de manera práctica, seria y completa”.
El alivio francés ante el ofrecimiento de Saddam Hussein ayer fue evidente cuando el canciller, Dominique de Villepin, el consejero más cercano al presidente, dijo que debía tomársele la palabra al líder iraquí. Mientras el embajador iraquí en Moscú admitió que el Kremlin ayudó a persuadir a Irak para readmitir a los inspectores, Rusia reiteró su oposición a la acción militar. Aleksander Shabanov, vicejefe de Estado del comité de la Duma en asuntos internacionales y cercano al Kremlin, dijo de manera franca: “Estados Unidos no presentó pruebas de relaciones entre Bagdad y las organizaciones terroristas internacionales como Al-Qaida. El problema principal es el deseo de Estados Unidos de realizar una acción militar, para cambiar el régimen y tomar el control sobre el petróleo iraquí”.
Shabanov descartó los informes de que Washington había acordado sancionar los ataques rusos sobre “terroristas” chechenos en Georgia a cambio del apoyo de Moscú en caso de una invasión a Irak. Añadió: “Después de una inspección calificada de armas en Irak, en la que no se detecten armas, Rusia usaría su derecho al veto para atacar a Irak. Muy recientemente, nosotros (los miembros del Parlamento) nos reunimos con representantes de Irak en Moscú y les puedo asegurar que el liderazgo iraquí está listo para recibir inspecciones”. Sin embargo, el repetido compromiso del Kremlin como mediador está alimentado por un deseo de negociar el mejor precio para el apoyo ruso a una acción militar.
El Kremlin tiene que encontrar el equilibrio entre los posibles beneficios de un nuevo régimen y la pérdida de su relación con el viejo. Requerirá que un régimen post-Saddam apoyado por Estados Unidos repague los 7000 millones de dólares de deuda que Irak tiene con la ex Unión Soviética y que respete los lucrativos contratos que el gigante petrolero ruso Lukoil tiene en rna occidental, que actualmente están paralizados por las sanciones de la ONU. Por eso James Woolsey, ex director de la CIA, dijo que “a Francia y Rusia, que tienen intereses en Irak, se les debería decir que si ayudan a Estados Unidos haremos todo lo que podamos para asegurarles que el nuevo gobierno y las empresas norteamericanas trabajarán de cerca con ellos”.
“La ONU no se debe dejar engañar. Saddam ya se demoró, negó y decepcionó a la comunidad internacional en ocasiones anteriores”, afirmó desde unaescuela de Nashville el presidente norteamericano George Bush. Lo que está claro es que desde la ONU la demora tan temida por Estados Unidos ya comenzó. Diplomáticos iraquíes se reunieron ayer con el jefe de los inspectores de armas de Naciones Unidas, Hans Blix, para empezar las negociaciones sobre cómo serán las inspecciones. Luego habrá que esperar a la siguiente reunión, dentro de diez días, y el Consejo de Seguridad, donde Rusia, Francia y China tienen poder de veto, no presentará una posición formal sobre el anuncio de Bagdad hasta tanto haya evaluado los pasos que serán tomados.
De The Guardian de Gran Bretaña Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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