El vicepresidente electo de Paraguay, Federico Franco, visitó ayer Brasilia para conversar sobre la renegociación del tratado de Itaipú. En el primer viaje de una autoridad paraguaya electa a Brasil, el líder del conservador Partido Liberal se reunió con el vicepresidente brasileño, José Alencar, y tras el encuentro dijo que no renunciará a conseguir un precio justo. “Cuando Brasil se dé cuenta de que la autoridad paraguaya no se vende, va a cambiar su temperamento”, aseguró Franco. En cambio, Alencar dijo que no abordó ayer el tema de la hidroeléctrica con su par paraguayo y recalcó que el tratado es “intocable”.

Las divergencias entre Brasil y Paraguay volvieron a aflorar en la visita que hizo el vicepresidente paraguayo al país fronterizo, donde tenía previsto entrevistarse con el canciller Celso Amorim así como con diputados y senadores del estado de Paraná, en el que está la hidroeléctrica de Itaipú. Luego de reunirse a puertas cerradas con su par brasileño, Franco explicó a la prensa que la intención de su viaje era “iniciar las conversaciones” para modificar el convenio de la represa. “No vamos a someternos. No vamos a traicionar la voluntad del pueblo”, señaló. Franco insistió en que Paraguay busca mediante el diálogo con Brasil una salida a las diferencias sobre el convenio por el que ambos países construyeron y operan conjuntamente la mayor hidroeléctrica del mundo en funcionamiento. “El precio justo va a surgir en el diálogo. Es obvio que no se pretende llegar a un precio justo de un día para el otro”, afirmó.

Pese a las intenciones de Paraguay, el vicepresidente brasileño afirmó ayer que el tema de Itaipú no fue abordado en la reunión con Franco y que apenas se trató de una visita de cortesía. Por si quedaban dudas, Alencar ratificó el rechazo de su gobierno a cualquier modificación del acuerdo hidroeléctrico. “Brasil siempre fue generoso con Paraguay. El tratado es intocable y no fue objeto de lo que discutimos”, sostuvo el funcionario.

El reclamo de la renegociación del contrato no es menor para el futuro gobierno paraguayo. Esta demanda fue una de las principales banderas de la campaña electoral del presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, quien alega que su país desea recibir un “precio justo” por la energía.