Sáb 24.05.2008

EL MUNDO  › DIJO EN MIAMI QUE NO LEVANTARíA EL EMBARGO

Obama habló de Cuba

› Por Antonio Caño *

Desde Miami

En un acto sin precedentes en campañas presidenciales, un candidato demócrata, Barack Obama, pidió el viernes el voto de la influyente y numerosa comunidad cubana de este estado con el objetivo de poner en marcha una nueva política hacia Cuba que refleje tanto los nuevos tiempos históricos como la nueva realidad que se vive o está cerca de vivirse a ambas orillas del estrecho de la Florida.

La comida celebrada el viernes en un hotel del centro de Miami, organizada por la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), fue en sí misma una prueba de esa nueva realidad. La FNCA no es ya el poderoso lobby (grupo de presión) que presidía en los años ochenta y noventa Jorge Mas Canosa, el mayor cabecilla de la gusanera, como gustaba decir la propaganda del régimen de La Habana. Pero aún es el mayor grupo del exilio y, dentro de la dispersión actual, el que mejor condensa el pensamiento dominante dentro de este peculiar colectivo de un millón de personas.

En el discurso que pronunció ante la FNCA, Obama delineó su política hacia América latina. Recalcó que si llega a la presidencia levantará inmediatamente las restricciones a viajes y envíos de remesas de dinero a Cuba para los cubanoamericanos. Obama añadió que podría reducir el embargo tras un análisis caso por caso, si Cuba muestra signos de cambio democrático y libera a más de 200 presos políticos. “Mantendré el embargo”, aseguró Obama en Miami. “Nos da la influencia necesaria para presentarle al régimen una opción clara.” “Es hora de ir más allá de la retórica dura que no trae resultados. Es hora para una nueva estrategia”, dijo Obama, quien fustigó nuevamente las políticas de la administración de George W. Bush, que endurecieron el embargo hacia la isla comunista, en particular con restricciones a viajes y remesas en 2004.

Obama fue fuertemente criticado por el candidato republicano, John McCain, quien acusó al líder demócrata de tener una posición blanda hacia el régimen de Castro. Pero mantuvo su promesa de mantener conversaciones incondicionales con Raúl Castro, pero sólo después de una “cuidadosa preparación” y con una “agenda clara”.

Hace pocos años, para una organización como FNCA, invitar a un candidato demócrata hubiera sido sencillamente un anatema. Desde el fracaso del intento de desembarco de cubanos exiliados armados en la cubana Bahía de Cochinos, del que los cubanos exiliados culpan al presidente John Kennedy, los cubanos dieron la espalda para siempre a los demócratas y se convirtieron en el más sólido bastión republicano de todo el país.

Pero las cosas han cambiado últimamente. Nuevos cubanos llegados de la isla, más angustiados por la economía que por la política, y nuevas generaciones de cubanos americanos nacidos aquí y ajenos a los viejos litigios están transformando el panorama ideológico del exilio. Los más radicales siguen manteniendo un fuerte reducto en algunas emisoras de radio y en los cafés de la Pequeña Habana, pero una nueva clase política moderada se abre paso en Hialeah y en las universidades del sur de Florida.

Eso tiene sus consecuencias en la política. Por primera vez en la historia, en dos de los tres escaños en la Cámara de Representantes de Estados Unidos por los distritos cubanos de esta región existen serias posibilidades para los candidatos demócratas en las elecciones de noviembre frente a dos republicanos eternos en esos cargos, los hermanos Lincoln y Mario Díaz Balart.

Barack Obama intenta aprovecharse de esa corriente. No era el candidato preferido por los cubanos demócratas que, como el resto de los latinos en otras partes del país, preferían inicialmente a Hillary Clinton. Pero ahora parecen muy agradecidos del interés que Obama ha mostrado por ellos. “La iniciativa de invitarlo fue nuestra, pero la verdad es que él respondió antes y más cordialmente que ningún otro candidato”, comenta el presidente de la FNCA, José “Pepe” Hernández. Hernández estuvo también el martes pasado en el encuentro que el candidato republicano, John McCain, sostuvo con miembros del exilio cubano. Pero fuentes próximas a esa candidatura aseguraron que el dirigente cubano entró por su cuenta, sin haber sido invitado.

Los cubanos no son en este estado únicamente un gran manantial de votos. Son también una significativa fuente de dinero. Muchos de ellos han hecho importantes fortunas durante el exilio y han aprendido hace años el mecanismo del sistema norteamericano de utilizar el dinero como instrumento de influencia política. Obama participó el jueves por la noche en un acto de recolección de fondos –mil dólares por cubierto– en Miami Beach, organizado por el lobbysta cubano que trabaja para el candidato demócrata entre la comunidad, Freddy Balsera.

“Creo que estamos ante un cambio de ciclo político entre los cubanos. Creo que las posibilidades de los candidatos demócratas han mejorado muchísimo y que Obama puede conseguir un buen porcentaje del voto cubano americano”, opina Balsera. Para ello, Obama tiene que vencer no sólo muchas resistencias atávicas, sino las sospechas provocadas aquí por su disposición a reunirse con el nuevo máximo dirigente cubano, Raúl Castro. Obama explicó el viernes que su “diplomacia directa” exige una meticulosa etapa de preparación y que, en ningún caso, haría concesiones al régimen de La Habana sin algunas contrapartidas esenciales como la liberación de los presos políticos.

El principal argumento expuesto por Obama es que, después de medio siglo con una misma política basada en el embargo y la incomunicación, es conveniente aceptar que esa política ha fracasado y que es necesario abrir otras vías, como el diálogo y el paulatino levantamiento del embargo, que, hecho de forma coordinada con el exilio, pueden resultar más eficaces.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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