EL MUNDO › UNA ONG LOS DENUNCIó POR VIOLAR NIñOS
Una ONG acusó a cascos azules de la ONU de violar a niños en Haití, República Democrática del Congo y Costa de Marfil. La denuncia la hizo ayer Save the Children, una organización con base en Londres. “No sólo se negocia el sexo con los niños a cambio de alimentos, también hay violaciones y pornografía infantil con niños que están especialmente desprotegidos como refugiados, huérfanos o niños de la calle”, contó la directora de la organización en Costa de Marfil, Heather Kerr, al presentar su informe. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, no descartó las acusaciones, pero prometió “tolerancia cero”.
El informe documentó cómo soldados de paz o trabajadores humanitarios aprovechan su autoridad para abusar sexualmente de niños, a veces recurriendo a la fuerza física, otras veces a cambio de comida o dinero. Uno de los países mencionados es Haití, donde Brasil y Argentina codirigen una misión de paz hace más de cuatro años. Ayer la directora ejecutiva de Save the Children en el Reino Unido, Jasmine Whitbread, destacó que son una minoría los que cometen estos abusos. “Sin embargo, son acciones despreciables y se trata de algunos de los niños más vulnerables del mundo, a los niños que se suponía tenían que proteger”, explicó.
La organización humanitaria decidió no hacer público el informe todavía y entregárselo primero a la Secretaría General de la ONU para que investigue las denuncias. “La ONU debe reforzar las capacidades de investigación”, exhortó la vocera de la ONG, Michele Montés. Como recordó, no es la primera vez que los cascos azules son denunciados por abusos.
A finales de 2006, la BBC denunció violaciones de niños y mujeres en las misiones de paz en Haití y Liberia. Según la investigación de la cadena británica, algunos soldados de la ONU compraban algunas horas de sexo por unas pocas monedas o unas raciones de comida, cuando no lo tomaban por la fuerza. En aquella ocasión la asistente de la secretaria general para las operaciones de paz en todo el mundo, Jane Holl Lute, reconocía que era un problema difícil de erradicar. “Hemos tenido ese problema probablemente desde el comienzo de las fuerzas de paz; problemas de explotación de la población más vulnerable”, explicó la funcionaria.
Unos años antes, la ONU ya había tenido que enfrentar escándalos similares. Organizaciones humanitarias denunciaron una red de pederastia en República Democrática del Congo y de prostitución en Kosovo. En ninguno de los dos casos la cúpula de las Naciones Unidas rechazó las denuncias. Prometió investigar e impartió “clases obligatorias de comportamiento” a todo su personal en las misiones de paz. Ayer Ban repitió la misma promesa. “Me comprometo a garantizar que todo el personal de Naciones Unidas esté formado y sea responsable de los más altos estándares de conducta”, señaló el secretario general.
Naciones Unidas cuenta con autoridad para investigar las acciones de los soldados que actúan bajo su bandera, pero la responsabilidad de aplicar sanciones disciplinarias y penales recae en las autoridades de sus países de origen, la mayoría naciones subdesarrolladas.
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