Vie 06.06.2008

EL MUNDO  › AVANZA UN ACUERDO SECRETO DE EE.UU. EN EL PAIS OCUPADO

Bush dejaría bases en Irak

La administración republicana saliente quiere cerrar un pacto a más tardar el próximo mes, por el que sus tropas permanecerían indefinidamente en Bagdad, podrían arrestar a iraquíes y gozar de inmunidad ante la ley local.

› Por Patrick Cockburn *

Un acuerdo secreto que se está negociando en Bagdad perpetuaría la ocupación militar estadounidense en Irak, cualquiera fuese el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre. Es probable que los términos del inminente pacto tengan un efecto político explosivo. Los funcionarios iraquíes temen que el acuerdo –bajo el cual las tropas norteamericanas podrían ocupar bases permanentes, conducir operaciones militares, arrestar iraquíes y gozar de inmunidad ante la ley local– desestabilice su posición en Medio Oriente y siente las bases para un conflicto interno sin final.

Pero el acuerdo también amenaza con provocar una crisis política en Estados Unidos. El presidente Bush quiere cerrarlo a fines del próximo mes, para declarar la victoria militar y mostrar que su invasión de 2003 ha sido justificada. Pero al perpetuar la presencia norteamericana en Irak, el trato debilitaría el compromiso del candidato demócrata, Barack Obama, de retirar las tropas si es electo en noviembre.

Por el momento en que llega, la firma del acuerdo le daría un empuje al candidato republicano, John McCain. El ha sostenido que su país está al borde de la victoria y que ese logro se arruinaría con la prematura retirada de tropas que pretende el aspirante demócrata.

Para que las autoridades iraquíes firmen el pacto militar, Estados Unidos presiona con fondos que Bagdad tiene en la Reserva Federal de Nueva York por un monto equivalente a 48 mil millones de dólares. Esas reservas están protegidas por una orden presidencial que les otorga inmunidad contra embargos judiciales. Cuando la inmunidad venza, de no haber un nuevo arreglo, Irak perdería inmediatamente 39 mil millones al afrontar sentencias que tiene pendientes en la Corte desde que Saddam Hussein invadió Kuwait.

Actualmente, Estados Unidos tiene 151 mil soldados en Irak, y bajo los términos del nuevo acuerdo retendría 50 bases durante un largo tiempo. Los negociadores norteamericanos también pretenden inmunidad legal para sus tropas y sus contratistas y vía libre para realizar arrestos y llevar adelante operaciones militares sin consultar al gobierno de Bagdad.

Hasta ahora, la exactitud de las demandas estadounidenses se mantiene en secreto, aunque lo que se ha filtrado genera reacciones de furia en Irak. “Es una violación terrible a nuestra soberanía”, dijo un político iraquí, y sostuvo que si se firma el trato, se deslegitimaría al gobierno, que sería visto como un peón norteamericano.

Los Estados Unidos han negado repetidamente que quieran bases permanentes en Irak, aunque una fuente de ese país sostuvo que eso “es sólo un pretexto táctico”. Washington también quiere controlar el espacio aéreo iraquí por debajo de los 8400 metros y continuar allí su “guerra contra el terror”, teniendo la autoridad de arrestar a quien quiera y de lanzar campañas militares sin consultar.

Bush está determinado a forzar al gobierno iraquí a que firme la llamada “alianza estratégica” sin modificaciones. Pero el acuerdo ya ha sido condenado por los iraníes y muchos árabes como la continuación del intento de Estados Unidos de dominar la región. “La esencia de este arreglo es convertir a los iraquíes en esclavos de los norteamericanos”, dijo Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, el poderoso y usualmente moderado líder iraní, y sostuvo que se generaría una “ocupación permanente”.

Se ha dicho que el primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, personalmente se opone a los términos del nuevo pacto, pero siente que su gobierno de coalición no puede sostenerse en el poder sin el apoyo estadounidense.

El acuerdo también supone el riesgo de que se exacerbe el enfrentamiento que existe entre Irán y Estados Unidos para ver quién influye más sobre Irak. Algunos ministros iraquíes han dicho que rechazarán cualquier acuerdo que limite la soberanía de su país, aunque observadores políticos en Bagdad sospechan que finalmente firmarán, pues simplemente quieren mostrar sus credenciales de defensores de la independencia. El único iraquí con autoridad para detener el arreglo es el máximo líder espiritual chiíta, el gran ayatolá Ali al Sistani. En 2003 forzó a los Estados Unidos a acordar un referéndum para la nueva Constitución y la elección del Parlamento. Pero se dice que cree que perder el apoyo norteamericano debilitaría drásticamente a los chiítas iraquíes, que ganaron la mayoría en las elecciones parlamentarias de 2005.

Los Estados Unidos se oponen con firmeza a que el nuevo acuerdo de seguridad sea votado en un referéndum porque podrían perder. El gobierno de Bagdad busca retrasar la firma del arreglo, pero desde la oficina del vicepresidente Dick Cheney tratan de forzarlo. Lo mismo viene haciendo el embajador estadounidense en Bagdad, Ryan Crocker.

La firma del acuerdo de seguridad y el trato paralelo que proveen las bases para mantener las tropas norteamericanas en Irak, probablemente sea rechazado por la mayoría de los iraquíes. Pero los kurdos, que representan un quinto de la población, podrían estar a favor de la continuidad de la presencia norteamericana. Al igual que los líderes políticos sunnitas, quieren que las fuerzas norteamericanas diluyan el poder de los chiítas.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Martiniano Nemirovsci

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