EL MUNDO › SEGúN UN INFORME DEL CONGRESO DE EE.UU.
EE.UU. manipuló la información en la que se basó para invadir Irak. Según un informe presentado por el Comité de Inteligencia del Senado, el gobierno del presidente George Bush exageró intencionalmente los vínculos de Sa-ddam Hussein con grupos terroristas. También ocultó los desacuerdos entre los expertos de la comunidad de inteligencia sobre el presunto programa nuclear iraquí. “El presidente (Bush) y sus asesores realizaron una incesante campaña pública a raíz de los atentados (de 2001) para utilizar la guerra contra Al Qaida como justificación para derrocar a Saddam Hussein”, afirmó el presidente del Comité, el demócrata John Rockefeller.
El informe elaborado por la comisión bipartidista sostiene que las declaraciones de que Irak poseía armas de destrucción masiva antes de la invasión de marzo de 2003 se apoyan fundamentalmente en los datos que proporcionó el área de inteligencia estadounidense. Sin embargo, éstos no reflejaron el desacuerdo interno que había sobre la situación en el país árabe. “Aquellos argumentos condujeron a la nación a una guerra con falsas pretensiones”, dice el informe.
Para la Casa Blanca no fueron mentiras, sino errores. “Tuvimos la inteligencia que tuvimos, completamente escrutada, pero estaba errada. Por supuesto que lo lamentamos y hemos tomado medidas para corregir ese error”, intentó explicar la vocera Dana Perino. Pero a pesar de sus explicaciones la funcionaria nunca desmintió el informe del Congreso.
La investigación del Comité corrobora otros análisis anteriores –algunos del Congreso otros de organizaciones civiles independientes– de que el argumento principal que utilizó el gobierno de Bush para ir a la guerra era falso. Hace dos semanas un ex vocero del presidente norteamericano publicó un libro en el que contaba, con detalles íntimos, cómo el mandatario había difundido como datos comprados “mera propaganda política”.
Por ejemplo, el informe difundido esta semana cita declaraciones –no corroboradas por los datos de inteligencia– que dio el entonces secretario de Defensa de Estados Unidos Donald Rumsfeld, de que Irak poseía y operaba instalaciones secretas para la elaboración de armas prohibidas. El desencanto con la evolución de la guerra en Irak contribuyó a la victoria de los demócratas en las elecciones legislativas de noviembre de 2006, cuando recuperaron el control de ambas Cámaras. La guerra también mermó considerablemente la popularidad del mandatario estadounidense y ahora se perfila como un tema de gran envergadura en los comicios presidenciales del próximo 4 de noviembre. El candidato oficialista, John McCain, es un ferviente defensor de la guerra en Irak, mientras que su rival demócrata, Barack Obama, apuesta por una retirada gradual de las tropas.
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