EL MUNDO › JOLGORIO EN DUBLíN POR EL TRIUNFO DEL NO
› Por David McKittrick *
Desde Dublín
Los votantes irlandeses le hicieron un doloroso desaire a Europa oficial y a Irlanda oficial al rechazar el Tratado de Lisboa. El voto –que se esperaba que fuera muy estrecho y a favor de Lisboa– le dio en cambio una clara victoria al lado “no” de 53,4 por ciento contra 46,6 por ciento. Los asombrados, pálidos rostros de los grandes europeos de Irlanda, en especial el del ex primer ministro Garret FitzGerald, lo decía todo: que la era del romance largo y tortuoso del país con Europa ha terminado.
El shock dejó a las autoridades irlandesas atontadas mientras trataban de ver cómo proceder en Europa en general y cómo minimizar la reacción antiirlandesa en Bruselas. Los votantes de toda la república rechazaron las instancias del gobierno irlandés y de la burocracia de Bruselas al decir que no a Lisboa en un voto que ilustra en la forma más fuerte una asombrosa desconexión entre el electorado y la élite.
Una larga y generalmente tibia campaña alcanzó su pico máximo la semana pasada, culminando ayer con los forcejeos del ministro del gabinete, Brian Lenihan, por parte de jubilosos partidarios antiaborto. Cuando se confirmaron los resultados finales, poco después de las cinco de la tarde, el funcionario a cargo fue interrumpido por jolgorio y cánticos de los opositores a Lisboa celebrando lo que todos los lados consideran una victoria enfática. El campo del “no” reunió 862.000 votos mientras que el campo del “sí” reunió 752.000, un margen de victoria inesperadamente decisivo que sorprendió a los políticos, los comentaristas y –por una vez– hasta a los levantadores de apuestas.
Temas como el aborto supuestamente no debieron ser importantes en la campaña, pero como desarrollaba una amplia gama de temas superfluos, muchos según el campo del “sí”, surgieron a primera plana. Ayer no había mucho consenso sobre lo que había salido mal para el campo del “sí”, que incluye a todos los partidos importantes, grupos empresarios, la mayoría de los sindicatos y prácticamente todos los medios. Las primeras explicaciones iban desde una creciente desilusión con todo el proyecto europeo a una especialmente contundente campaña anti Lisboa montada por un dispar campo de opositores, que incluían la extrema derecha y la extrema izquierda.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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