Vie 27.06.2008

EL MUNDO  › FUE PRESO A GUANTANAMO Y VIVIO PARA CONTARLA

El periodista que volvió del infierno

El periodista sudanés de la cadena de televisión Al Jazeera encarcelado durante siete años en la base de Guantánamo, Sami Mohieldin El Haj, contó ayer las torturas a las que fue sometido y denunció un intento de soborno por parte del gobierno de Estados Unidos.

“Tras múltiples sesiones de torturas absolutamente inhumanas, los oficiales me ofrecieron un trato: liberarme para que fuera un agente de Estados Unidos para espiar a Al Jazeera. A cambio me daban nacionalidad estadounidense para mí y mi familia, una casa, un coche y el sueldo de acuerdo con mis resultados”, explicó Mohieldin. El periodista se encuentra en Ginebra, donde mantendrá encuentros con representantes del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, del Comité Internacional de la Cruz Roja y otras ONG para denunciar su caso y pedir la clausura de la base de Guantánamo. Mohieldin partió el 11 de octubre del 2001 de su casa en Doha hacia Afganistán, enviado por Al Jazeera para cubrir la guerra que Estados Unidos había iniciado contra ese país.

Fue el comienzo de una pesadilla que duró siete años. Tras casi dos meses en territorio afgano, fue detenido en la frontera paquistaní por autoridades de Islamabad y poco después entregado a los estadounidenses que, tras encerrarlo cinco meses en Kandahar, lo trasladaron a la base de Guantánamo, donde permaneció hasta el 1º de mayo de 2008. “Me torturaron desde el primer día, de hecho la renguera que tendré de por vida fue de una caída en uno de los traslados en los que nos mantenían con los pies y las manos atadas y los ojos vendados.” Una vez en Guantánamo, la situación empeoró: “Malos tratos, impedimento del sueño, cambio de celda cada dos horas, desnudos forzosos, encierros en células heladas, iluminación constante y vejaciones sexuales”, contó Mohieldin. El periodista relató cómo impedían la libertad religiosa: “Se sentaban encima del Corán durante los interrogatorios, lo pisaban, lo destrozaban delante de nosotros o lo tiraban al inodoro. A nosotros muchas veces no nos dejaban rezar”. Mohieldin dijo que mantuvo una huelga de hambre desde el 7 de enero del 2001 hasta el 1o de mayo del 2008, huelga que no pudo hacer totalmente efectiva dado que lo alimentaban obligatoriamente a través de una sonda por la nariz.

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