La nueva Iglesia Católica Reformada de Venezuela está alineada con el “modelo socialista” que impulsa el presidente Hugo Chávez. Sus dirigentes dieron a conocer sus principios y lineamientos, en los que la homosexualidad y el divorcio no son considerados pecados. La iniciativa generó el inmediato rechazo por parte de la Iglesia Católica, cuyas autoridades criticaron que el nuevo movimiento pretende mostrar la imagen de una religión dividida.

“Estamos aprendiendo a mirar a las clases bajas como lo hace Hugo Chávez, quien se preocupó por atender sus necesidades. Estamos luchando contra la explotación y el imperio estadounidense”, sostuvo ayer el primado de la Iglesia Anglicana Latinoamericana Leonardo Marín Saavedra, quien dirige el movimiento que nació hace un año. “Esta Iglesia lucha por la liberación de los oprimidos. Por eso apoyamos completamente el proyecto socialista que lidera Chávez, que desarrolla el trabajo social comunitario”, sostuvo a su vez Enrique Albornoz, obispo principal de la misma iglesia.

Los representantes de la Iglesia Católica Reformada de Venezuela negaron ser una organización política y aseguraron que la nueva alternativa se deriva de la reforma luterana del siglo XVI. Consideran que la homosexualidad no es un pecado en sí mismo, sino su práctica, y que la Biblia contempla el divorcio y sus posibles causales, como la falta de amor y la infidelidad.

Las críticas de la Iglesia Católica no se hicieron esperar. “Creo que en año electoral, en lugar de sumarle lo que va a hacer es restarle al gobierno”, dijo el arzobispo L’ckert a Unión Radio, y expresó que la gravedad de la situación está en que el Gobierno, supuestamente, les pagó a los anglicanos de Canadá, México y Perú para que se vistan como curas.