Mié 09.07.2008

EL MUNDO  › CON MáS RECLAMOS QUE COMPROMISOS LOS PAíSES RICOS PIDIERON MáS ALIMENTOS Y MáS PETRóLEO

El G-8 retó a Irán, Zimbabwe y Norcorea

Además de lograr un acuerdo ambiental tibio y prometer ayuda para financiar programas de salud en Africa, los países del G-8 reclamaron mayor producción de crudo y facilitar la exportación de alimentos para bajar los precios.

La segunda jornada de la cumbre del G-8 en Japón dejó un sabor amargo en boca de sus críticos. Con más quejas que compromisos, los líderes más poderosos del mundo anunciaron ayer que darán nuevos pasos contra la violencia política en Zimbabwe y exigieron tanto a Irán como a Corea del Norte que abandonaran sus planes nucleares. Las potencias también reclamaron medidas a los países productores de alimentos y petróleo para reducir los precios de esas materias primas, al tiempo que acordaron financiar la lucha contra las enfermedades en Africa y disminuir las emisiones de gases tóxicos (ver aparte).

Frente al lago Toyako, en la norteña isla de Hokkaido, los jefes de Estado y de gobierno de Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Rusia lanzaron órdenes en todas direcciones, en una muestra del lugar que ocupan en el tablero mundial. Una de ellas cuestionó la legitimidad del gobierno de Robert Mugabe en Zimbabwe, que hace 15 días juró su sexto mandato presidencial consecutivo, resultado de una polémica segunda vuelta electoral en la que fue el candidato único. “Daremos los pasos para introducir medidas financieras y de otro tipo contra los responsables de la violencia”, advirtieron los líderes mundiales en una declaración escrita con un lenguaje cuidadosamente diplomático.

Aunque Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania defendieron una línea dura contra el régimen de Mugabe, Rusia y numerosos dirigentes africanos invitados al encuentro se opusieron a que el texto aprobado incluyera explícitamente sanciones contra Mugabe, criticado por perseguir con brutalidad a la oposición. Pero eso no fue suficiente para aplacar los ánimos de Zimbabwe. “Quieren debilitar a la Unión Africana y los esfuerzos del presidente (sudafricano Thabo) Mbeki porque son racistas, porque creen que sólo los blancos piensan de forma correcta”, señaló el ministro de Información, Bright Matonga, desde Harare.

Otro de los blancos de crítica fue Irán. Sin concesiones, los dirigentes de los países más industrializados le exigieron que respondiera positivamente a las últimas ofertas hechas por la comunidad internacional. “Llamamos a suspender cualquier actividad relacionada con el enriquecimiento de uranio”, reclamaron.

Con Corea del Norte fueron más benevolentes. Las potencias reconocieron el “progreso” realizado desde el año pasado por Pyongyang, que en junio pasado entregó un inventario de las actividades nucleares de su país y aceptó desactivarlas, después de las negociaciones con Corea del Sur, Estados Unidos, China, Japón y Rusia. Sin embargo, señalaron que eso no alcanza. “Es importante el rápido desmantelamiento de todas las instalaciones, armas y programas nucleares existentes”, demandaron.

Los países más ricos del mundo también abordaron la crisis económica mundial por el aumento de los precios de los alimentos y el petróleo. “Es un serio desafío a la estabilidad del crecimiento mundial y aumentan la presión inflacionaria en el mundo”, señalaron. Reunidos en un lujoso complejo hotelero de montaña con vista al lago, los líderes dijeron que estaban dispuestos a asegurar el crecimiento de la economía mundial, pero no anunciaron ninguna en concreto.

Los representantes de Brasil, México, China, India y Sudáfrica, nucleados en el G-5, se reunieron ayer en Sapporo, a 150 km de Toyako, y pidieron a sus colegas del G-8 –con quienes se verán hoy para debatir la lucha contra el cambio climático– intervenir para frenar la crisis alimentaria. Pero las potencias respondieron exigiendo la eliminación de las restricciones a la exportación de alimentos para facilitar las compras con fines humanitarios, en un pase de factura a varios países subdesarrollados que poseen importantes reservas de alimentos.

Ante la escasez de petróleo, los Ocho llamaron a los países productores de crudo a invertir más en la exploración y a aumentar a corto plazo la capacidad de producción y refinación, en momentos en que el barril de petróleo se cotiza más del doble que hace un año.

En conclusión, el G-8 se comprometió, entre las escasas definiciones, a otorgar 60.000 millones de dólares a Africa en un plazo de cinco años para combatir el sida, la malaria y la tuberculosis. Después de que unos 500 manifestantes de distintos países protestaran ayer contra el encuentro internacional, los músicos Bob Geldof y Bono de U2 hicieron un balance crítico de la cumbre. “No es dinero sino voluntad lo que falta”, dijo Geldof.

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