EL MUNDO › EL GENOCIDA FRECUENTABA UN BAR ULTRANACIONALISTA
› Por Pere Rusiñol *
Desde Belgrado
Cuando Radovan Karadzic se ocultaba bajo las barbas blancas de Dragan Dabic y le asaltaba la nostalgia, lo tenía muy fácil: salía de su piso en Nuevo Belgrado, caminaba unos 100 metros y entraba en Casa Loca, un bar ultranacionalista y decadente cuya clientela la integran sobre todo ex militares y policías. Lo hacía a menudo y en este pequeño local, rodeado de gente que idolatraba al Karadzic fanático y guerrero, se sentaba frente a una gran foto suya y a veces incluso tocaba el gusla, un instrumento medieval muy vinculado con la tradición serbia.
El bar hace honor a su nombre y es toda una metáfora de la evolución del ultranacionalismo serbio que hace apenas una década sembraba el terror en Europa. A las cuatro de la tarde de ayer, su pequeña sala interior –tres mesitas, sitio para una docena de personas sentadas si se juntan mucho–, la parroquia brindaba con rakija y se notaba que llevaban muchas rondas encima. Mientras Slavogub, que dice ser pintor, se ponía una larga peluca gris en la cabeza que hacía estallar las risotadas de sus compinches, Ratko, ex militar, se presentaba como Ratko, el Mladic (mladic, en serbio, significa también joven). Y Marko, barba descuidada y sonrisa que deja al descubierto sus dos únicos dientes, sacaba un péndulo con el que esperaba adivinar si el visitante lograría cumplir sus sueños. “Dragan Dabic también lo utilizaba; aprendimos la técnica del mismo maestro”, dice.
El dueño, Tomas Kovijanovic, explica por qué le puso a este extravagante local el nombre de Casa Loca cuando lo fundó, hace nueve años. “El propietario está loco y los clientes, también. Es más: el pueblo serbio, después de los bombardeos de la OTAN (en 1999) también se volvió loco. Si no, no se explica su rendición.” Junto a la barra, el particular santoral de la casa. En el lugar más destacado, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, su jefe militar, aún prófugo. Y también Slobodan Milosevic, ex presidente serbio y de Yugoslavia que murió en La Haya; Vojislav Seselj, líder radical encarcelado en La Haya, y Tito, el fundador de Yugoslavia.
Están a punto de colgar un nuevo cuadro, éste pintado a mano y que aún no está seco: el de Dragan Dabic, el personaje en el que se refugió Karadzic para moverse libremente por Belgrado sin rendir cuentas ante la Justicia internacional, que le imputa crímenes de guerra y genocidio. Ayer se daba como muy probable que el número de carné y la identidad se usurpó de un jubilado que vive en Ruma, al norte de Belgrado, pero se trata de un nombre muy común.
Dabic-Karadzic solía dejarse caer por Casa Loca al anochecer. “Lo teníamos por un poeta y sin duda un hombre sabio”, cuenta Slavogub, que muestra la tarjeta personal que una vez le entregó. Karadzic, como antiguo cliente, será para siempre el rey absoluto de Casa Loca.
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux