Mié 30.07.2008

EL MUNDO  › VINCULAN UNA EJECUCIóN EN COLOMBIA CON EL CRIMEN EN MARTíNEZ

Ecos de Unicenter en Medellín

La fiscalía colombiana sigue la pista de una guerra entre dos jefes paramilitares por el control del negocio de la droga en Medellín. El lunes mataron a un paramilitar, que estaría vinculado con el crimen del shopping.

› Por María Laura Carpineta

Un ex líder paramilitar fue acribillado el lunes en un pintoresco restaurante de Las Palmas, Medellín, y el eco de los disparos llegó a Buenos Aires. Antonio López, alias Job, logró sobrevivir al ataque, pero murió horas después en la cama del hospital. Job era la mano derecha de Diego Murillo, alias Don Berna, un paramilitar extraditado a Estados Unidos. Don Berna mantiene desde los noventa una guerra por el control de Medellín con Carlos María Jiménez, alias Macaco, otro jefe paramilitar que enfrenta a la Justicia estadounidense. En Colombia, fuentes cercanas a los ex paramilitares e investigadores de la fiscalía sospechan que Job sería una nueva víctima de esta guerra y una venganza por el asesinato del segundo de Macaco, Héctor Duque Ceballos, el jueves pasado en el estacionamiento del shopping Unicenter cerca de esta ciudad, junto con un allegado, Jorge Quintero.

La otra versión que circula dice que el asesinato en Medellín no tiene nada que ver con el asesinato en la Argentina. Según el diario colombiano El Tiempo, que cita fuentes del gobierno, el asesinato de Job sería un ajuste de cuentas ordenado por su jefe Don Berna, el enemigo de Macaco. Job habría discutido recientemente con el abogado de Don Berna por la información que el paramilitar estaría dispuesto a entregar a los fiscales estadounidenses a cambio de un pena menor.

Pero la hipótesis más fuerte en Colombia es la de una lucha entre Don Berna y Macaco por el control del negocio narco en Medellín. Esa es la pista que une el asesinato en el restaurante colombiano con las ejecuciones en el shopping de Buenos Aires.

Job había entregado las armas en 2004, un año antes que Don Berna. Cuando su jefe fue a parar a la cárcel de Itagüi con el resto de la cúpula paramilitar, él se convirtió en su vocero político. Sin embargo, para las víctimas de los grupos de extrema derecha, Job seguía controlando a los hombres de Don Berna que no se habían entregado. Según una fuente cercana a los paramilitares desmovilizados, él y otros mandos medios eran los encargados de aprovechar el debilitamiento de Macaco para hacerse con las rutas del narcotráfico que pasan por Medellín.

Desde antes de la extradición, Macaco había empezado a perder terreno en el reacomodo de los nuevos grupos paramilitares y sus alianzas con capos narcos colombianos y extranjeros, como los carteles de México y los comandos brasileños. Según una fuente de la Corporación de Nuevo Arco Iris, una ONG que investiga el proceso del desarme paramilitar, los errores de Macaco y su posterior aislamiento en una cárcel de máxima seguridad forzaron a sus hombres más cercanos a salir del país.

En la última semana la fiscalía colombiana detuvo a dos hombres fuertes de Macaco, Jacinto Fuentes, alias Don Leo, y Jorge Luis Villadiego, alias Pablo Angora. El primero, según el comunicado de la fiscalía, era el hombre encargado de manejar los negocios de Duque Ceballos en Colombia mientras la mano derecha de Macaco hacía negocios en la Argentina.

“Monoteto (el alias de Duque Ceballos) estaba en Argentina para abrir una nueva ruta del narcotráfico”, explicó a este diario el investigador, quien pidió no revelar su nombre por seguridad. “Quería reconstruir la estructura de Macaco desde afuera”, agregó. Si así fuera, Don Berna tendría sobrados motivos para mandarlo a matar.

Pero Don Berna no es el único sospechoso de haber mandado a matar a Duque Ceballos en Buenos Aires. Según el diario El Tiempo, la policía colombiana también investiga a Daniel el “Loco” Barrera por el asesinato de los dos colombianos en Buenos Aires. En febrero pasado Barrera se convirtió en el principal capo narco colombiano, después de mandar a matar a su antecesor, Wilber Varela, un hombre que hizo negocios durante años con Macaco. Tampoco se descarta que el propio Macaco haya mandado a matar a su mano derecha por alguna traición. La única certeza es que los paramilitares siguen matando.

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