Dom 10.08.2008

EL MUNDO  › NERVIOSISMO Y DESESPERACION DESPUES DEL BOMBARDEO RUSO

Caos en la ciudad de Stalin

Los habitantes de Gori no salían de su sorpresa mientras veían a los rusos bombardear sus casas. La ciudad quedó en llamas y los servicios básicos, averiados. Dicen que en la capital de Osetia la situación es aún peor.

› Por Shaun Walker

En las calles de Gori, la ciudad natal de Stalin, la gente todavía no puede salir de su sorpresa al ver los jets rusos bombardeando sus casas. Anoche todavía salía humo de tres edificios de departamentos en el centro, que habían sido atacados durante la tarde. Al cierre de esta edición, las autoridades georgianas no sabían cuántas personas habían muerto en los bombardeos de ayer.

Roza Etseteshvili fue una de las personas que pudieron sobrevivir a las bombas. “Esto me salvó la vida”, contó, señalando una bolsa llena de pan. Ayer a la mañana Etseteshvili se bañó y salió de su departamento, donde vive hace 32 años, para hacer unas compras. “Cuando estaba caminando de vuelta, escuché el ruido de las turbinas de los jets”, recordó. “Me tiré al suelo sin pensarlo demasiado y entonces se escucharon varios estruendos que me lastimaron los oídos”, agregó. Cuando levantó la cabeza, vio su edificio en llamas.

Etseteshvili sólo salió lastimada en la pierna. Una esquirla se le incrustó cuando estaba tirada en el suelo. Pero sus vecinos, un hombre de unos 20 años y su esposa embarazada, murieron instantáneamente cuando intentaron subirse a su auto para escapar. “Era una pareja adorable. Estaban muy emocionados con la idea de tener un hijo”, dijo con lágrimas en los ojos la mujer georgiana.

Aunque el gobierno no ha dado cifras, los vecinos estimaban que al menos una docena de personas murieron en los bombardeos y muchas más resultaron heridas. El fuego destruyó todas las ventanas a lo largo de varias cuadras y chamuscó la mayoría de las puertas. La red de celulares no funcionó durante casi todo el día, lo que aumentó el nerviosismo y la desesperación de mucha gente que no sabía si sus seres queridos habían muerto o estaban atrapados dentro de los edificios en llamas.

A la desesperación se sumó el desconcierto. Nadie creía que Rusia se quedaría sentada viendo la ocupación de Osetia del Sur, pero el nivel de la reacción del Kremlin tomó a la ciudad y a todos los georgianos por sorpresa. Los que no lloraban por sus familiares o por sus casas, sacaban fotos a los destrozos o a los aviones rusos. “No puedo creer lo que acaba de pasar”, reconoció uno de los rescatistas después de tirar abajo la puerta de una casa. “¿Qué fue lo que les hicimos a los rusos?”.

Pero si Gori sufrió algunos bombardeos, las pocas noticias que llegaban de Tskhinvali,

la capital de Osetia del Sur,

eran horrorosas. “Vi cuerpos tirados en la calle, frente a edificios totalmente destruidos. Es imposible contarlos. Casi no quedan edificios en pie”, contó Lyudmila Ostayeva, una joven residente.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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