Vie 15.08.2008

EL MUNDO  › DESPUES DE 61 AÑOS DE GOBIERNO DEL PARTIDO COLORADO, ASUME UN EX OBISPO DE RAIZ CAMPESINA

Hoy jura Lugo como presidente paraguayo

› Por Mercedes López San Miguel

Desde Asunción

Nuevos signos determinan la escenografía de la ciudad de Asunción: una tarima al aire libre lista en la explanada del Congreso para la investidura esta mañana del ex obispo Fernando Lugo, los movimientos sociales que hicieron acto de presencia y la llegada de una docena de jefes de Estado, entre ellos Cristina Fernández, Lula da Silva, Hugo Chávez y Evo Morales.

La ciudad está blindada por las fuerzas de seguridad y a cada rato se escuchan silbatos y helicópteros. Lugo representa en sí mismo un signo de una nueva época en la historia de Paraguay. Por primera vez en 61 años asume como presidente un político que no pertenece al dinosaurio Partido Colorado.

Fernando Lugo, de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), llega hoy al sillón presidencial aliado con el Partido Liberal y un conglomerado de organizaciones sociales y de izquierda. Recibe un país con enormes desigualdades sociales, donde el 60 por ciento de la población vive en la pobreza y 32 por ciento en la indigencia. El ex obispo prometió como prioridad luchar contra este flagelo, aumentar el crecimiento, llevar adelante una reforma agraria y renegociar los acuerdos energéticos con las hidroeléctricas Itaipú (Brasil) y Yacyretá (Argentina). Ayer, él y su gabinete se reunieron con el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, quien enfatizó en la necesidad de elevar los ingresos tributarios para fortalecer el papel del gobierno en la promoción del crecimiento.

“Nosotros vamos a buscar renegociar los tratados en acuerdos bilaterales, no queremos ningún arbitraje del exterior. Pedimos un precio justo que se acerque a los precios del mercado por la energía y, en el caso concreto de Itaipú, queremos introducir una cláusula a través de la cual podamos vender la energía libremente y revisar la deuda”, dijo a este diario Ricardo Canese, diputado del Parlasur y asesor de la Alianza en temas energéticos.

Según las estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Paraguay es el segundo país más pobre de América del Sur, después de Bolivia, el cual tiene un índice de 63,9 por ciento. El Estado paraguayo apareció en varios informes de organismos internacionales como uno de los más ineficientes y corruptos del mundo. El desafío será para el nuevo presidente desenquistar la burocracia del aparato colorado y poder llevar adelante las reformas que planea, no teniendo la mayoría en el Congreso.

Los que ocuparán las carteras más destacadas son Dionisio Borda en Hacienda; Alejandro Hamed Franco en Relaciones Exteriores, cuya nominación generó la irritación de Washington, que lo acusa de haber entregado visas de modo irregular a ciudadanos de Medio Oriente cuando era embajador ante el Líbano, durante la guerra de Beirut y Tel Aviv. Cándido Vera ocupará la cartera de Agricultura y Ganadería; Gloria Rubin estará al frente de la de la Mujer y Esperanza Martínez será la nueva ministra de Salud.

“Es un gabinete político que tiene por finalidad dar al gobierno el sustento necesario que garantice su eficiencia y su éxito”, dijo Lugo, señalando que los designados se han comprometido a luchar “en forma implacable” contra la corrupción.

Lugo, de 57 años y reducido al estado laical por el Vaticano el 30 de junio pasado después de haberlo suspendido, eligió a los movimientos sociales para dar su último acto de fe. Allí, en el Consejo Nacional de Deportes, lo esperaban unos miles de seguidores. Como Nicolás Jiménez, que llegó desde lejos (Maracaná) con un sombrero tipo texano y rasgos indígenas. “Lo conozco a Lugo de San Pedro, él hacía la confirmación. Tengo muchas fotos con él”, dijo este señor mayor y muy delgado de 72 años. San Pedro, en el centro del país, es una región con aguda pobreza, donde el ex clérigo fue obispo por más de una década hasta 2005. Mañana, ya como presidente, Lugo visitará esta zona que lo vio crecer como el abanderado de los pobres.

Por su parte, ayer, Daniel Ortega anunció que no estará en la ceremonia inaugural del ex obispo, quien lo había visitado semanas atrás para celebrar el aniversario de la revolución sandinista. El presidente de Nicaragua adujo otros compromisos. Sin embargo, horas antes la futura ministra de la Mujer, Gloria Rubin, había repudiado la presencia en Paraguay del ex comandante, ya que éste había sido acusado por su hija de violación.

Anoche, Duarte Frutos, el presidente saliente y la cara visible de la derrota colorada –en realidad, el partido llegó muy dividido a las elecciones–, tuvo una cena de despedida a la que asistían los mandatarios y las delegaciones invitadas. Signo de otra etapa.

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