EL MUNDO
› COMO FUE EL CIERRE DE CAMPAÑA DE LULA EN SAN PABLO
Volver con la presidencia ahí nomás
En una puesta en escena muy bien calculada por su asesor de imagen, Duda Mendonça, Lula cerró el martes por la noche su campaña en el cinturón industrial de San Pablo, donde se inició como dirigente sindical combatiendo a la dictadura.
Por Francesc Relea *
Desde San Pablo
Sao Bernardo do Campo es uno de los grandes municipios del cinturón industrial de Sao Paulo que alberga las mayores fábricas de automóviles de Brasil. En los años ‘70, en plena dictadura, trabajadores de la Volkswagen, General Motors, Ford, Mercedes Benz, entre otras empresas, pusieron en pie el nuevo sindicalismo brasileño, en el que se formó como líder obrero un joven llamado Luiz Inácio Lula da Silva. A los 30 años, fue elegido con el 92 por ciento de los votos presidente del Sindicato de los Metalúrgicos de ABC, iniciales que corresponden a los municipios de Santo André, Sao Bernardo y Sao Caetano do Sul, donde tuvieron lugar las imponentes huelgas generales de finales de los ‘70 y se fundó, en febrero de 1980, el Partido de los Trabajadores (PT). Veintidós años después, un Lula más maduro, con traje y corbata, ha vuelto a sus orígenes para despedir, como candidato a presidente de la República, la campaña electoral.
La visita del martes por la noche estuvo repleta de símbolos: la llegada de Lula a la sede del sindicato de los metalúrgicos, la muchedumbre que lo esperaba, entre la que había algunos viejos compañeros de lucha, las palabras de un dirigente del PT: “Ustedes saben que aquí empezó todo”, la bandera roja fundida con la enseña de Brasil, y la larga caminata desde el edificio del sindicato hasta la plaza de la iglesia de Matriz, símbolo de la resistencia de los trabajadores durante la dictadura y en la que Lula se refugió en más de una ocasión de la represión policial. Lula eligió para el último acto de masas de la campaña el rincón de Brasil donde vive desde hace 30 años y en el que se forjó como dirigente, cuando el “milagro económico” de la dictadura militar hacía agua por todas partes. Ayer estuvo concentrado en preparar el debate televisivo que mantendrá esta noche con sus tres adversarios (José Serra, Anthony Garotinho y Ciro Gomes), en el último asalto antes de la votación del domingo.
Los tiempos han cambiado desde que Lula dirigió la huelga general de 41 días en abril y mayo de 1980 que lo llevó a la cárcel junto a otros 17 líderes sindicales, en los últimos coletazos de la dictadura. El candidato a senador Aloízio Mercadante recordó que en la caminata del martes no había sólo trabajadores, como en las grandes movilizaciones de antaño, sino también empresarios, como el industrial textil José Alencar, candidato a vicepresidente junto a Lula, y políticos centristas como el ex presidente y actual gobernador de Minas Gerais, Itamar Franco.
“El PT es hoy un partido más representativo y más abierto”, proclamó Mercadante. No hay duda de que éste ha sido el mensaje que ha tratado de transmitir Lula antes y durante la campaña electoral: la alianza que lo respalda incluye, además del PT, a dos partidos comunistas (PC do B y PCB) y un partido liberal (PL). La imagen de la nueva alianza de partidos y de clases antaño enfrentadas se ha explotado hasta el último día. El equipo del publicista Duda Mendonça, responsable de la campaña televisiva de Lula, grabó toda la caminata en Sao Bernardo do Campo, cuya puesta en escena estuvo cuidada al milímetro. La comitiva estaba encabezada por trabajadores metalúrgicos ataviados simbólicamente con el mono azul que sostenían dos inmensas banderas, del PT y de Brasil. Detrás caminaban Lula, su esposa Marisa, y los principales dirigentes y candidatos. Todo estaba calculado: José Alencar, el empresario y político liberal, avanzaba codo con codo junto a Luis Marinho, presidente del sindicato de los metalúrgicos y candidato del PT a vicegobernador del estado de San Pablo.
En los nuevos tiempos de moderación, Joao Felício, presidente de la Central Unica de Trabajadores (CUT), a la que está afiliado el sindicato de los metalúrgicos, ha declarado que la central mantendrá una actitud prudente en los comienzos de un eventual gobierno de Lula. Según informó el miércoles el diario Folha de Sao Paulo, los objetivos de la CUT a cortoplazo son la “humanización de las relaciones laborales” y la creación de “un espacio” para la negociación entre la sociedad y los poderes públicos, que permita tranquilizar a las bases sindicales. Felício mencionó las organizaciones CUT, Força Sindical y al Movimiento de los Sin Tierra (MST), que constituyen el frente más radical de cuantos apoyan a Lula.
Ante el empuje del candidato del PT en las encuestas, que lo sitúan muy cerca de la victoria en la primera vuelta, sus adversarios redoblan los esfuerzos para revertir esa tendencia y lograr que el futuro presidente se dirima en un segundo turno. José Serra, candidato del oficialista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), negó tajantemente los rumores que señalan que su equipo de campaña prepara un ataque a Lula en toda regla, que implicaría la vida personal del candidato del PT. Según esas informaciones, el comité de Serra tendría en su poder un video comprometedor contra Lula, cuyo contenido podría ser revelado en el debate electoral de esta noche.
Por su parte, Anthony Garotinho, ex gobernador del estado de Río de Janeiro y candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB), tercero en los sondeos, no tira la toalla y asegura que “el país tendrá un susto cuando se abran las urnas”. Según sus cálculos, que expuso en un acto electoral en Recife, capital del estado de Pernambuco, no se sabrá “de dónde salió tanto voto, el voto secreto, del pueblo humilde” que le permitirá pasar a la segunda vuelta. Esa será la hora de la verdad, pronosticó, entre quien dice representar “la oposición auténtica” y Lula, a quien definió como el candidato “de oposición que se juntó con los poderosos”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
Subnotas