EL MUNDO › LOS REPUBLICANOS SUSPENDEN LAS ACTIVIDADES DE LA CONVENCIóN POR EL HURACáN
Cuando aún no cierran las heridas que dejó Katrina, el aspirante a la Casa Blanca quiere evitar un daño a su campaña por la llegada del ciclón Gustav a Nueva Orleans. Bush y Cheney cancelaron su presencia. Y Obama ofreció a sus voluntarios.
› Por Leonard Doyle *
Desde St Paul, Minnesota
El huracán Gustav pasó por el Golfo de México y la Convención Nacional Republicana en la lejana St Paul, Minnesota, entró en caos. Con el recuerdo vivo de Katrina flotando en el aire, John McCain juntaba valor para enfrentar una inundación de daño político. El postulante a la Casa Blanca anunció la suspensión de la agenda prevista para hoy. “Este es un momento en el que tenemos que prescindir de la política”, dijo. Desde su equipo de campaña explicaron que sólo se realizarán aquellas actividades que, según las reglas del partido, son estrictamente necesarias para proclamar formalmente al candidato. El presidente George Bush, que debía hablar esta noche, adelantó que no concurrirá al encuentro para atender las tareas de emergencia.
La Convención comenzará a las 15, como estaba previsto, pero a partir de las 17.30 se levantará la sesión hasta nuevo aviso. “No habrá discursos políticos”, afirmó el director de campaña, Rick Davis. Dentro de los actos considerados indispensables, quedará la apertura formal de la Convención y el establecimiento del Comité Nacional Republicano. El único requisito faltante sería el nombramiento oficial de la dupla presidencial en una votación a viva voz, que estaba prevista para hoy. Según explicó Davis, lo que suceda luego se irá decidiendo día a día.
La administración Bush todavía está obsesionada por la respuesta incompetente que mostró en el desastre de 2005. Determinado a no cometer el mismo error dos veces, George Bush y su vicepresidente, Dick Cheney, rápidamente cancelaron su aparición de esta noche en la convención. Hace tres años, Bush estaba de vacaciones cuando hizo el comentario hiriente de que Nueva Orleans había “esquivado la bala”. Dos días después apareció por la ciudad, pero sólo la sobrevoló. La foto en la que aparece mirando por la ventana del Air Force One se convirtió en el símbolo de que su administración hacía agua. Para muchos estadounidenses, eso cristalizó la imagen de un presidente fatídicamente distante de la tragedia que se extendía abajo.
Lo último que los republicanos –y John McCain– necesitan ahora es un diluvio de malos recuerdos de la incompetente respuesta presidencial a Katrina. Ayer, McCain y su compañera de fórmula, la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, estaban sobre la tierra en Jackson, Mississippi, manejando las posibilidades de acción frente a la tormenta que se aproximaba. Su rival demócrata, Barack Obama, dijo que visitaría el área dañada una vez que “las cosas se hayan calmado”. Y ofreció a sus voluntarios de su campaña para tareas de rescate.
Como el eventual comandante en jefe, McCain ahora debe caminar por una delgada línea, mostrando su liderazgo en tiempos de crisis, pero sin dar la impresión de que está abrazando el desastre. En vez de celebrar a la dupla republicana, como estaba planeado, los funcionarios están discutiendo la mejor forma de aliviar el esfuerzo que supone Gustav. Rick Davis dijo que desde la campaña pedirán a todos los concurrentes a la convención que aporten fondos para las posibles víctimas del huracán. Posiblemente también decidan lanzar un mensaje televisivo con el mismo propósito.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
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