Mar 02.09.2008

EL MUNDO  › EL CANDIDATO REPUBLICANO INTENTA CONVERTIR LA CATáSTROFE EN UNA OPORTUNIDAD

McCain evita que el huracán lo tape

La Convención comenzó ayer con la mínima actividad. Con el recuerdo fresco de Katrina, el equipo de campaña mandará artículos de primera necesidad para los afectados por el Gustav. Hay siete muertos y más de dos millones de evacuados en Nueva Orleans.

Haciendo de la necesidad una virtud, John McCain intenta convertir el huracán Gustav, que ha arruinado el lucimiento de la Convención republicana, en una oportunidad para demostrar su capacidad de dirigir la nación en momentos de crisis. Ayer, en el primer día del espectáculo político, fueron suspendidos todos los actos excepto la apertura formal de la reunión. El presidente de la convención, Mike Duncan, abrió una sesión reducida, de la que se eliminaron los discursos de cariz político. Las actividades quedaron sujetas a una confirmación diaria. No era para menos. Más de dos millones de personas tuvieron que abandonar sus casas en Nueva Orleans y se fueron hacia el norte, en la que fue la mayor evacuación en la historia de Estados Unidos. Al cierre de esta edición, ya se habían confirmado siete muertes vinculadas al paso del huracán.

Con el recuerdo de Katrina presente, los republicanos buscan transformar el encuentro partidario en una gigantesca colecta de ayuda. Ayer anunciaron que desde mañana cientos de voluntarios prepararán 80 mil paquetes con artículos de primera necesidad en la vecina Minneapolis. Poniéndose al frente de la iniciativa en St. Paul, la primera dama, Laura Bush, y la esposa del candidato, Cindy McCain, lanzaron un llamado a la generosidad hacia los afectados por el huracán.

Entretanto, Nueva Orleans estaba recibiendo una paliza del huracán categoría 2. Pero las defensas contra el agua resistían. El punto más vulnerable de la ciudad era el límite oeste del Canal Industrial, donde las olas subían por el viento y se derramaban sobre los diques de protección. A varios cientos de metros del puente Judge Seeber, grandes cantidades de agua comenzaron a trepar los cinco metros del dique, provocando cascadas. Aunque los barriles de acero parecían estar resistiendo con firmeza, previniendo serios daños, los servicios de emergencia fueron alertados por los guardacostas, que indicaron que dos viejos botes militares de 137 metros se habían soltado de sus amarras y estaban siendo arrastrados por el Canal Industrial.

La mayor parte del área metropolitana de Nueva Orleans fue afectada por cortes de energía y en cada barrio se podían ver árboles arrancados de raíz. Aunque casi toda la ciudad estaba desierta, móviles de la policía y de la Guardia Nacional patrullaban las autopistas, junto con las camionetas de los canales de noticias. Los servicios de emergencia creían que la ciudad soportaba bien los mayores daños e inundaciones, pero decían que los vientos más fuertes llegarían por la noche.

Según el gobernador de Louisiana, Bobby Jinda, la tormenta se movía a 24 kilómetros por hora, lo que consideró un desarrollo alentador. El gran daño que causó Katrina hace tres años se debió al largo tiempo que se mantuvo sobre el área metropolitana.

Ayer el ojo de la tormenta pasó casi directamente sobre las ciudades de Morgan City y Houma. Aunque arrancó los techos de varias casas, se pensaba que la zona urbana no sería vulnerable ante las inundaciones. Se reportaron siete muertes relacionadas con la tormenta, una de ellas la de una mujer que falleció en un accidente automovilístico en Louisiana. A lo largo del delta del Mississippi y de toda la costa de Louisiana, más de dos millones de personas abandonaron sus casas y se fueron hacia el norte, en la que fue la mayor evacuación en la historia de Estados Unidos, en tiempos de paz.

El candidato republicano sabe el precio que pagó el presidente George Bush por ignorar la llegada del Katrina hace tres años. Por eso, intenta que el Gustav sea la oportunidad de redimir a todo el Partido Republicano de la penitencia que tuvo que pagar por aquel grave error de cálculo. El propio Bush está tratando de contribuir a ese mismo esfuerzo con su viaje de ayer a Texas, para seguir en directo la evolución de los hechos. Estaba previsto que desde allí se dirigiera a la nación al final del día, una vez que se hubieran visto los efectos del paso de Gustav.

McCain pasó el domingo en la región del Golfo de México, interesándose por los trabajos de preparación para hacer frente al Gustav. El mismo anunció por la noche que estaba considerando la posibilidad de pronunciar su discurso de aceptación de la nominación presidencial, el jueves, desde allí o en un lugar próximo, en vez de hacerlo en la sede de la Convención, St. Paul (Minnesota). “Es el momento de quitarnos el sombrero de republicanos y de ponernos el de norteamericanos”, repitió McCain en varios actos públicos en la víspera de la llegada del huracán. “Tenemos que redirigir nuestros esfuerzos de lo que iba a ser una celebración de nuestro partido a actuar como norteamericanos, tenemos que ir de un acto de partido a un llamamiento a toda la nación en apoyo de nuestros compatriotas en este tiempo de tragedia”, agregó.

Ayer, el aspirante republicano y su esposa visitaron en Ohio un centro de recolección de ayuda para los afectados por Gustav y colaboraron durante un rato con los trabajos. “Es hora de que todos los norteamericanos colaboren en la medida de sus posibilidades”, manifestó.

Su rival, Barack Obama, explicó que no ha querido ir todavía al Golfo para no complicar con su presencia –y con la movilización de seguridad que eso supone– el trabajo de las personas que en este momento se dedican al Gustav, pero que lo hará en cuanto las circunstancias sean más propicias.

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