EL MUNDO › EN LOS úLTIMOS MESES PASARON LAPTOPS, ARMAS, VIAGRA Y HASTA UN ZOOLóGICO ENTERO
Las autoridades de Gaza controlan el ingreso de mercaderías y cobran impuestos a los comerciantes. Egipto dice que colabora con el cierre de los túneles, pero Tel Aviv lo acusa de no hacer demasiado. Cohetes y especuladores.
Cualquiera de las casas de Rafah, la ciudad más grande de la Franja de Gaza, podría ser, literalmente, la fachada de un pasaje secreto hacia el vecino Egipto. Cientos de túneles comunican ambos lados de la frontera y le permiten a los mercaderes palestinos burlar el bloqueo económico que desde junio del año pasado rige sobre la Franja. Teléfonos celulares, animales, misiles antiaéreos, autopartes, laptops, viagra y toda clase de mercancías eluden la férrea vigilancia israelí, que sólo permite el ingreso a Gaza de bienes humanitarios.
El comercio subterráneo entre los dos lados de la frontera no es nuevo, aunque últimamente ha dado un giro sustancial. Los primeros túneles datan de principios de los ’80 y nacieron como una forma de introducir en Gaza mercaderías egipcias a precios más bajos. En septiembre de 2000, cuando comenzó la Intifada, los movimientos armados palestinos encontraron en los túneles el canal más seguro para ingresar armas. Pero el auge del tráfico bajo tierra comenzó en junio de 2007, cuando Hamas tomó por las armas el poder de la Franja y los gobiernos de Israel y Egipto le impusieron un bloqueo económico a ese territorio palestino.
Zakkaria Autton es ingeniero civil y vive en Gaza. Aunque asegura no tener nada que ver con los túneles, dice que su profesión lo acerca a gente que se encarga de excavarlos. También considera que son un alivio para los palestinos. “Los túneles de Rafah tienen un lado positivo y otro negativo. Por un lado afectan a la economía porque entra mercancía de forma ilegal. Marihuana, fusiles, cualquier cosa. No hay control. Pero por otro lado, los túneles nos dan un respiro, porque el bloqueo está durísimo. Todo el mundo tiene la misma impresión”, contó a PáginaI12.
Los comerciantes palestinos hacen los encargos a intermediarios, que a su vez se contactan con proveedores egipcios. Los precios varían según el tamaño del túnel y la cantidad de cosas que se quiera pasar.
El pasado junio se inauguró el primer zoológico de Rafah, según publicó el diario Middle East Times. Todos los animales, incluidos los monos y los leones, fueron drogados, puestos en bolsas y pasados bajo tierra desde Egipto. Shadi Fayiz, director del zoológico, dijo al diario que pagó 3 mil dólares por cada león, y 40 mil por todo el zoo. “Jamás lo habría podido hacer sin los túneles”, declaró.
La clandestinidad de los túneles impide conocer su número. Autton estima que llegó a haber más de 500, y sostiene que a pesar de que muchos fueron derrumbados, no se van a acabar. “Si se cierra uno, se construye otro. Es que con esta actividad los comerciantes ganan mucho dinero”, asegura. Según informó esta semana el diario israelí Haaretz, el negocio del contrabando subterráneo mueve unos 20 millones de dólares por mes.
Autton dice que las jugosas ganancias hicieron de la excavación de túneles una profesión. “Hay gente que se dedica exclusivamente a construirlos. Algunos usan máquinas que funcionan a presión y chupan la arena”, dice. En general, los excavadores trabajan durante la noche y de día eliminan la arena que sacan. A veces, cuando la tierra que quitan es lo suficientemente limpia, la venden para la construcción.
Los túneles tienen entre 30 metros y un kilómetro y medio de largo. Algunos son angostos y sólo permiten el paso de cajas. Otros son lo suficientemente altos como para que una persona camine dentro. Pero todos, según el gobierno israelí, tienen más de 12 metros de profundidad, por lo que sus equipos no pueden detectarlos.
Sin embargo, las fuerzas israelíes los buscan y los derrumban, convencidas de que constituyen el medio que usan las facciones palestinas para armarse y atacar. En el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí se informa que a través de los túneles ingresan cohetes RPG, explosivos, rifles Kalashnikov y municiones.
Pero el gobierno israelí no es el único perseguidor. Desde el 19 de junio Egipto lo ayuda en la tarea, obligación que adquirió desde que actúa como mediador en una tregua entre Israel y Hamas. “El acuerdo con Egipto dice claramente que en Gaza no debe haber contrabando de armas, y tampoco ataques a territorio israelí por parte de ninguno de los grupos armados palestinos”, declaró en junio Mark Regev, vocero del primer ministro Ehud Olmert.
Sin embargo, la administración de Olmert acusa a El Cairo de no tomar las medidas suficientes, acusación que Egipto rechaza. Sólo en agosto, las fuerzas de seguridad egipcias destruyeron o bloquearon unos 40 túneles. En las redadas, los soldados suelen introducir gases por uno de los extremos, para luego detonar y demoler los túneles.
En un claro desafío, el último 20 de junio –al día siguiente del inicio de la tregua– el líder de Hamas, Ismail Haniya, aseguró que “lo que Israel llama contrabando” no se detendrá. El grupo armado tiene sus motivos para no frenar el comercio subterráneo. Además de pertrecharse de armas y municiones, en ocasiones suele cobrar algún tipo de impuesto a los mercaderes a cambio de proteger las casas que sirven de fachada a las entradas de los túneles. Otras veces, el grupo directamente se asocia a los contrabandistas.
Según el ingeniero Autton, en ocasiones los roles se invierten. El palestino asegura que muchos de los cohetes Quassam que suelen ser disparados desde la Franja al desierto del Neguev o a la ciudad israelí de Sderot, en realidad son lanzados por los propios comerciantes para que Israel cierre la frontera y así obtener un empuje en sus ganancias.
Informe: Martiniano Nemirovsci.
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