EL MUNDO › IAN BLAIR LLEVABA TRES AÑOS EN LA CUERDA FLOJA
› Por Walter Oppenheimer *
Desde Londres
Sir Ian Blair se convirtió ayer en el primer jefe de Scotland Yard en 90 años obligado a dimitir. Blair atribuyó su dimisión a que no tiene la confianza del nuevo alcalde de Londres, Boris Johnson, y recibió elogios del propio Johnson y sobre todo del gobierno laborista. Pero su marcha es la consecuencia de tres años de permanente desprestigio marcados por el llamado caso Menezes, las acusaciones de corrupción y las denuncias de racismo presentadas por altos oficiales de minorías étnicas.
Aunque su dimisión no será efectiva hasta el 1º de diciembre, la ministra del Interior, Jacqui Smith, nombró a su adjunto, sir Paul Stephenson, como jefe en funciones. “No me voy ni por fallas en mi servicio ni por las presiones del cargo”, dijo en una nota que leyó ante los medios vestido de civil. “En una reunión, ayer, el nuevo alcalde me dejó claro de manera educada pero firme que deseaba un cambio en el liderazgo de la Policía Metropolitana”, aseguró.
Ken Livingstone, ex alcalde de Londres, afirmó que la marcha de Blair se debía a razones políticas y denunció que su sucesor ha de saber “que le pueden pedir que se vaya con cada cambio electoral”. Pero aunque es cierto que los conservadores llevan un año pidiendo la dimisión de Blair, eso no sólo se debe a su cercanía al Partido Laborista, sino a la debilidad de su situación después de tres años en la cuerda floja.
El destino de Blair empezó a sellarse el 7 de julio de 2005. A las 7.15 de la mañana de ese día, el jefe de Scotland Yard presumía de las capacidades de la policía antiterrorista británica. Sólo 90 minutos después estallaban cuatro bombas en el transporte público de Londres, que produjeron la muerte de 52 viajeros y cuatro suicidas.
Dos semanas después, la policía mató deliberadamente a Jean Charles de Menezes, un electricista brasileño de 27 años al que habían confundido con un terrorista a punto de hacer estallar una bomba en el metro. Blair, que no tenía los detalles del caso, dijo que De Menezes no había atendido al alto policial, cosa que resultó falsa porque la policía nunca le dio el alto. Luego llegarían las revelaciones de las torpezas policiales aquella mañana del 22 de julio de 2005, las acusaciones de racismo lanzadas contra él por dos altos oficiales de Scotland Yard que se consideraban discriminados y, sobre todo,las acusaciones de que había favorecido a empresas de amigos suyos al adjudicar licitaciones de contratos con Scotland Yard. Jugó más a político que a policía. Y ha dimitido más como un político que como un policía.
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