EL MUNDO › MUEREN CUARENTA PERSONAS EN OTRO ATENTADO SUICIDA
El norte de Pakistán está en guerra. Ayer, otra vez, al menos 40 personas murieron en un atentado. El atacante suicida se hizo explotar en el medio de una reunión de milicianos tribales que apoyan al gobierno paquistaní en su lucha contra los talibán afganos. Según fuentes de seguridad paquistaníes, el ataque habría sido una venganza a la ofensiva que venían realizando las nuevas milicias autóctonas contra los escondites de los afganos en su territorio.
Ningún grupo se adjudicó el atentado. Sin embargo, el mensaje fue muy claro. El atacante, un hombre, se infiltró en un mítin de una de las nuevas ashkar (milicia tribal). Desde hace meses, algunas comunidades que rechazan la presencia talibán en la zona –y especialmente la violencia que ella trajo consigo– comenzaron a organizarse. Consideran que el gobierno pro-norteamericano del viudo de Benazir Bhutto, Ali Zardari, y los cien mil soldados que tienen desplegados en la zona hace más de un año no saben cómo derrotar a los combatientes afganos. Por eso, decidieron levantarse en armas y expulsarlos ellos mismos. El objetivo del acto de ayer en el pueblo de Orakzai era reclutar más hombres.
Este nuevo atentado se produjo en el momento más duro de una oleada sin precedentes de ataques suicidas conducidos por combatientes islamistas cercanos a Al Qaida y al movimiento talibán. En poco más de un año el saldo de muertos ya superó los 1300 en el noroeste paquistaní. Y nada parece poder detener la violencia. En agosto pasado el ejército de Islamabad lanzó una vasta ofensiva contra estos talibán en uno de los distritos tribales, el de Bajaur. A partir de ese momento, los atentados y los enfrentamientos se multiplicaron.
Esta semana no fue la excepción. El jueves los talibán secuestraron y decapitaron a cuatro jefes tribales en el Bajaur, luego de que hubieran participado en una reunión de las nuevas milicias tribales. Ese mismo día, 26 paquistaníes murieron en dos atentados y 21 combatientes talibán, en un ataque aéreo de las fuerzas armadas locales. Dos días antes, una de las nuevas milicias tribales había bombardeado dos refugios de los talibán, a unos kilómetros de la frontera con Afganistán.
A este clima de tensión se suman los continuos ataques aéreos y terrestres de las fuerzas norteamericanas, que combaten en Afganistán. Ayer fuentes de inteligencia paquistaníes informaron que dos misiles destruyeron varias casas cerca de la frontera. Estaban buscando a una célula de Al Qaida, que utilizaría la región tribal paquistaní como refugio. Según la información que entregaron a los medios internacionales, seis milicianos extranjeros habrían muerto en el ataque y otros 30 habrían logrado escapar.
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