EL MUNDO › EN PERú, EL JEFE DE INTELIGENCIA NO QUISO SUBORDINARSE AL NUEVO PREMIER
El jefe de los servicios secretos, Jorge Cárdenas, quiso crear una crisis entre el primer ministro y las fuerzas de seguridad. Pero nadie lo acompañó. Durante el fujimorismo, Simon estuvo preso acusado de vínculos con la guerrilla.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
Seis días después de haber asumido el cargo, el nuevo primer ministro, Yehude Simon –quien pasó ocho años preso durante el régimen de Alberto Fujimori (1990-2000) sindicado de tener vínculos con la guerrilla, pero indultado al considerarse que esa acusación era falsa–, ha tenido su primer choque con las fuerzas de seguridad. El jefe de inteligencia del Ministerio del Interior, general en retiro Jorge Cárdenas, renunció a su cargo aduciendo una supuesta incompatibilidad de su trabajo con los supuestos vínculos pasados de Simon con la guerrilla. “Durante trece años he enfrentado al terrorismo. No podría estar subordinado de ninguna manera a alguien que estuvo en prisión tantos años sentenciado por terrorismo”, señaló Cárdenas, en explosivas declaraciones a una radio local.
Con esas afirmaciones, el general Cárdenas disparó directo contra el nuevo primer ministro, desconociendo su autoridad. Sus palabras parecían buscar agitar los cuarteles, promoviendo un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y el jefe del gabinete. Sin embargo, no encontró, al menos hasta el momento, el respaldo de otros oficiales. A pesar de que Cárdenas se quedó solo, apoyado en sus acusaciones contra Simon solamente por el fujimorismo, su renuncia detonó una crisis en la policía, aunque no de la magnitud que el renunciante general pretendía. El nuevo ministro del Interior, el general de la policía en retiro, Remigio Hernani, ya anunció cambios en la cúpula policial, incluyendo la remoción del actual jefe de la policía.
El ministro Hernani se apresuró en señalar que, con sus ataques al primer ministro, el general Cárdenas buscaba ocultar las verdaderas razones de su salida. El ministro del Interior acusó al ex director de inteligencia de su sector, que llevaba tres años en el cargo, de “ineptitud” en su trabajo y señaló que con su renuncia, a la que quiso darle un aire de espectacularidad y convertirla en un factor de conflicto entre el nuevo gabinete y las fuerzas de seguridad, Cárdenas se adelantó a una segura destitución. Antes de asumir como ministro, Hernani, que no oculta una vieja enemistad con el renunciante general Cárdenas, ya había criticado duramente la gestión de éste como jefe de inteligencia. “El (Cárdenas) ha renunciado por mi presencia (en el Ministerio del Interior) antes que por la del primer ministro. Yo no congeniaba con él y eso no es de ahora sino de hace muchísimos años”, señaló el ministro del Interior, que definió el trabajo de Cárdenas como “inoperante” y lo culpó por la fuga de Rómulo León, el principal implicado en el escándalo del pago de sobornos para la entrega de concesiones petroleras. “¿Cómo es posible que con todo el presupuesto que manejaba y la cantidad de agentes de inteligencia que tenía no haya podido capturarlo (a León)?”, acusó el ministro. La gestión de Cárdenas también fue cuestionada por el ministro por la falta de control de las interceptaciones telefónicas, práctica que se ha extendido en el país. Precisamente, la interceptación clandestina de conversaciones telefónicas permitió destapar el escándalo de los llamados “petroaudios”. “¿Cómo es posible que estén chuponeando (interceptando teléfonos) en toda Lima? ¿Dónde estaba inteligencia? ¿Para qué sirve?”, remató el ministro sus duras críticas contra el renunciante general Cárdenas.
Pero los severos cuestionamientos del nuevo ministro del Interior a la cúpula policial no se limitaron al ex jefe de inteligencia. Sus críticas alcanzaron a importantes jefes policiales y llegaron hasta el director de la policía, general Octavio Salazar, cuya salida, luego de lo dicho por el nuevo ministro, es sólo cuestión de tiempo. “Tiene que irse en algún momento. Estoy sorprendido de que no pusiera su cargo a disposición. Al no hacerlo está infringiendo principios elementales de ética”, atacó el ministro Hernani. Ha quedado claro que con el gabinete presidido por Yehude Simon se producirá la remoción de la cúpula policial. La salida del general Cárdenas es sólo el comienzo. Queda por ver si las otras cabezas que rueden también intenten convertir su salida en un supuesto conflicto entre policías y un primer ministro al que acusan de haber apoyado a la guerrilla.
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