EL MUNDO › SORPRENDENTE TRIUNFO DE ROYAL EN LA INTERNA SOCIALISTA
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Los analistas la habían dado por muerta, fuera de juego, eliminada del sistema político por la derrota en las presidenciales de 2007 y por una extensa lista de errores y metidas de pata que la expusieron muchas veces a los dientes feroces de la burla, fuera y dentro del Partido Socialista. Pero nada pudo con ella. Ségolène Royal volvió al primer plano a través del mismo camino que, en 2006, la había conducido a ganar la candidatura presidencial: el voto de los militantes. Los adherentes del PS tenían que elegir el jueves entre seis mociones presentadas por los líderes de las corrientes que cohabitan y se combaten en el seno del PS. La elección de una de las mociones era una etapa esencial con vistas al congreso del PS del próximo 16 de noviembre en Reims. El congreso tiene dos metas: el reemplazo del actual primer secretario, François Hollande, y la constitución de una plataforma que sirva de alternativa verosímil ante la política del presidente Nicolas Sarkozy.
Royal ganó la primera etapa. Los militantes debían optar entre seis mociones, tres de las cuales tenían chances de ganar. La del intendente socialista de París, Bertrand Delanoë; la de la ex ministra de Trabajo y autora de la ley de las 35 horas de trabajo semanales, Martine Aubry, y la de Royal. De las otras tres, una sola, la de Benoît Hammon, representante del ala izquierda del PS, podía jugar un papel. Los resultados oficiales contradijeron los sondeos previos. Estos habían puesto al intendente de París en primera línea. Los militantes, en cambio, dieron vuelta la futurología política. Con 29 por ciento, Royal quedó delante de Delanoë y Aubry. Una vez más, la candidata de la rosa desmintió las previsiones de los más lúcidos analistas políticos del país y demostró que, pese al juicio que se tenga sobre ella, mantiene una relación estrecha con la base del partido. “Una vez más ganó contra la dirigencia del partido y se reubica en el centro del juego político”, comentó el analista y politólogo Dominique Reypié. El otro resultado sorprendente es el de Hammon. El representante más sólido del ala izquierda sacó un inédito 19 por ciento. El porcentaje equivale a una fuerte legitimización de una corriente que hasta hace sólo dos meses era vista con sorna por el sistema oficial de pensamiento cuya tendencia es común a casi todas las sociedades políticas: de centroderecha y correcto.
La victoria de Royal es una a medias, un problema para el partido y un descrédito para el actual primer secretario, que había apoyado la moción favorita, la del intendente de París, que también contó con el respaldo del ex premier Lionel Jospin. Como ninguna de las mociones superó el 50 por ciento, el PS quedó fragmentado en cuatro corrientes que, de una u otra forma, deberán converger en una mayoría para el congreso socialista.
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