EL MUNDO › INéDITO ENCUENTRO MANO A MANO ENTRE RIVALES PRESIDENCIALES RECIENTES
El electo presidente de Estados Unidos necesitará de la cooperación republicana si quiere implementar su agenda sin modificaciones. El líder demócrata dijo anteriormente que tiene la intención de nombrar a miembros opositores en su gabinete.
› Por Leonard Doyle *
Desde Washington
En un gesto conciliador y de futura cooperación, el presidente electo Barack Obama mantuvo una conversación con su ex rival John McCain ayer en sus oficinas de transición presidencial en Chicago. Magnánimo en la derrota, el senador McCain declaró la noche en que perdió su elección hace dos semanas: “Me comprometo ante él esta noche a hacer todo lo que esté en mi poder para ayudarlo a conducirnos a través de los muchos desafíos que enfrentamos”.
La reunión de ayer –sin precedentes para rivales presidenciales– le brindó la posibilidad de esbozar su futura cooperación. Obama dijo antes de reunirse que “sólo iban a tener una buena conversación sobre cómo poder trabajar juntos para arreglar el país. Y también para agradecerle al senador McCain el sobresaliente servicio que ya prestó”. Cuando se le preguntó al republicano si planeaba ayudar a la administración Obama, replicó: “Obviamente”.
Ambos hombres comparten una profunda frustración por la barrera partidaria en Washington que ha paralizado reformas sobre temas importantes durante décadas. Además, la agenda de reformas de Obama es tan amplia que necesitará de la cooperación republicana si ha de ser implementada rápidamente e intacta.
McCain nunca estuvo cómodo como abanderado de los republicanos más conservadores y puede resultar un aliado crucial para Obama en el Senado de Estados Unidos, donde sus antecedentes como un disidente político no le hacen temer ir contra los deseos de su partido.
Obama quiere ponerse a trabajar de inmediato con su nueva administración en enero. Tiene ambiciosos planes de reforma para abaratar el costo de la energía estadounidense, para resolver los problemas derivados del cambio climático y extender los seguros de salud a decenas de millones de estadounidenses. Asume en medio de profundas penurias económicas y también necesitará de la cooperación republicana para sancionar legislaciones financieras, porque los demócratas no tienen los suficientes votos por sí solos.
El líder demócrata también ha dicho que tiene la intención de nombrar a miembros republicanos en su gabinete, pero los asesores no creen en la posibilidad de que invite a McCain o que tal oferta sea aceptada. Si hay una reciprocidad para la cooperación, en lo alto de la lista de McCain estarían sus caballitos de batalla de la reforma inmigratoria, que fue bloqueada por su propio partido el año pasado, y el cambio del sistema de seguridad social, que va hacia la bancarrota. En su discurso de concesión, McCain mencionó brevemente el urticante tema de la inmigración.
En la primera entrevista televisiva desde su elección, Obama dijo el domingo que había estado leyendo sobre Abraham Lincoln y la “sabiduría” de su “enfoque de gobierno, aun antes de ser presidente”. También busca inspiración estudiando los primeros cien días de gobierno de Franklin D. Roosevelt en el momento de la Gran Depresión.
Durante la campaña, Obama y McCain se enfrentaron sobre los planes del demócrata para parar la guerra en Irak, así como sobre planes para impuestos más altos y gastos de gobierno. Pero comparten un terreno común en una variedad sorprendente de temas, especialmente la necesidad de una acción urgente sobre las consecuencias del cambio climático. A pesar de discutir sobre las perforaciones marítimas para obtener petróleo y el desarrollo de tecnología de “carbón limpio” durante la elección, ambos están comprometidos en revertir la dependencia de EE.UU. del petróleo extranjero.
La reunión contó con bastante potencial para los malos entendidos. La química personal entre ellos nunca fue buena. La única vez que colaboraron en el Senado sobre la reforma del código de ética del Congreso, el asunto no terminó bien. Y anteriormente a ayer, las únicas reuniones largas que mantuvieron cara a cara fueron los debates presidenciales.
McCain corre el riesgo de ser rechazado si se lo ve demasiado ansioso por cooperar después de sufrir una aplastante derrota. Ya está siendo atacado como un apóstata por la base conservadora. “Debemos ser honestos, y hay mucha culpa dando vueltas”, dijo Jim DeMint, un senador republicano, “pero debo mencionar a George Bush y a Ted Stevens y me temo que hasta debo referirme a John McCain”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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