EL MUNDO › POR LOS DERECHOS HUMANOS Y UN CAMBIO DE RUMBO EN LA ECONOMíA
Fue el quinto día de disturbios en un país paralizado políticamente tras la muerte por gatillo fácil del joven Alexis, de 15 años, que desató la ira de jóvenes manifestantes, que enfrentan a la policía con piedras y palos en todo el país.
› Por M. A. Sánchez Vallejo *
Desde Atenas
Una masiva protesta, enérgica pero pacífica, recorrió ayer las calles del centro de Atenas para reclamar al gobierno un cambio en la política económica. Era el punto culminante de una jornada de huelga general que paralizó el país, pero que fue rápidamente puesta en segundo plano por los nuevos hechos de violencia. Al término de la concentración, grupos de jóvenes encapuchados rompieron el cordón policial y los antidisturbios contestaron con gases lacrimógenos. No fue el único incidente del día: como todos temían, la violencia se reprodujo a primeras horas de la tarde. Fue el quinto día seguido de disturbios en un país paralizado, tanto material como políticamente hablando. Desde el inicio de las protestas, ya hay más de un centenar de detenidos, en su mayoría por casos de saqueo.
Bajo el lema “Contra la carestía, contra el desempleo”, las dos principales centrales sindicales, Confederación General de Sindicatos de Grecia (SGEE, en sus siglas en griego) y de Funcionarios Griegos (Adedy), que representan a la mitad de los trabajadores del país –unos cinco millones en total–, reunieron en torno de la plaza Síntagma a unas 7000 personas. A esta concentración se sumó otra marcha convocada por el sindicato Intervención Autónoma, de la coalición de izquierdas Sinaspismós, con unos 2000 participantes. Una tercera convocatoria, por parte del Partido Comunista de Grecia (KKE), se limitó a la plaza Omonia. Las tres se celebraron casi simultáneamente.
“Esta es una manifestación por la democracia y los derechos humanos, y contra la carestía y el desempleo”, dijo el líder de la SGEE, Yanis Panagopulos. “El gobierno debe cambiar su política económica, porque perjudica a los trabajadores. Necesitamos una democracia no sólo política sino también social, en la salud, en la educación y en el resto de servicios públicos”, añadió el líder sindical. El responsable de la Adedy, Spiros Papaspiros, hizo hincapié en la presencia de numerosos grupos de estudiantes. “Estamos todos juntos, jóvenes y mayores, estudiantes y trabajadores; desempleados. La crisis nos afecta a todos, y sobre todo a ustedes”, dijo, en referencia a los más jóvenes.
Nada en el ambiente hacía presagiar el rebrote de la violencia que se produjo minutos después de sus intervenciones. Al eficaz pedido de orden de la convocatoria sindical se opuso la intención manifiesta de los más radicales de reventar el acto. La entrada en escena de media docena de jóvenes encapuchados fue el punto de inflexión; también la rápida sustitución de las banderas rojas y naranjas de los sindicatos por una pancarta firmada por la “Resistencia de la Politécnica”. Entre todos ellos se destacaba la inquietante presencia de unos niños de entre 8 y 10 años, en apariencia de la calle y extranjeros, que se movían entre los manifestantes y la policía azuzados por los eslóganes y mostrándose como blanco tanto para unos como para los otros. Los enfrentamientos tuvieron lugar junto al Parlamento.
El seguimiento de la huelga fue prácticamente total, aunque ni convocantes ni autoridades ofrecieron cifras concretas. Vuelos y trenes cancelados; bancos y oficinas cerrados y hospitales funcionando por urgencias con personal mínimo eran algunos de los efectos del paro que se hizo más evidente por la tarde. El transporte público dejó de circular por el centro de Atenas. Los taxis, que a primera hora del día se contaban por decenas, desaparecieron al anochecer.
Mientras, en otro punto de la ciudad prestaban declaración los dos policías detenidos por la muerte del joven Alexandros Grigoropulos. Alexis Kuyas, abogado del autor material del disparo, el agente de las fuerzas especiales Epaminondas Korkóneas, aseguró ayer, antes de que se conociera el informe de balística, que el proyectil que mató al adolescente “le dio de rebote”. Está por verse cómo encaja esa teoría con los resultados de la autopsia, conocidos hace dos días y que demuestran que la bala le entró al chico de arriba hacia abajo, atravesándole el corazón y alojándose en la 10ª vértebra. Tras los primeros peritajes de las compañías aseguradoras, comienza el recuento de las pérdidas. Según la Cámara de Comercio de la ciudad, los daños provocados por los disturbios suponen “un tiro de gracia” al pequeño y mediano comercio, que apenas había iniciado una campaña navideña afectada por la crisis. La violencia devastó hasta el momento más de 400 establecimientos comerciales; el 80% de ellos fue también objeto de saqueos, y los daños materiales se estiman en unos 110 millones de euros. A media tarde, el Ministerio de Economía anunció un paquete de medidas de apoyo al sector, como ayudas a fondo perdido de 10.000 euros por cada pequeño o mediano negocio que resultó afectado.
Fue uno de los escasos pasos al frente del Ejecutivo, que se encuentra “en un callejón sin salida”, según algunos periódicos. Tras fracasar su intento de consenso político, las 36 horas críticas que el primer ministro Costas Karamanlis necesita –según el diario To Vima– para frenar los disturbios, se agotan.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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