Ayer se cumplieron dos años de la muerte del dictador chileno Augusto Pinochet y sólo su familia, sus amigos cercanos y las organizaciones de militares retirados lo recordaron en dos ceremonias. Una fue en las afueras de Santiago, en una pequeña iglesia cerca de donde vivía, y otra en la catedral castrense de la capital. A sólo unos kilómetros de allí, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, celebraba una fecha totalmente diferente, el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La mandataria colocó la primera piedra del futuro Museo de la Memoria. “Será una obra cultural que alertará la conciencia de Chile.”

El multitudinario funeral del dictador chileno parecía ayer apenas un recuerdo lejano. En dos años los abiertos simpatizantes pinochetistas se habían reducido a sus ex colaboradores, su familia y sus amigos. Su esposa y sus hijos se reunieron en su casa de descanso en Los Boldos, a 150 kilómetros de la capital. Realizaron una misa católica sólo para los íntimos. “Es muy doloroso recordar estos momentos, pero a su vez nos llena de alegría saber que hay mucha gente que lo recuerda con mucho cariño, a su persona y a su obra”, dijo el nieto del dictador, Rodrigo García.

La gente a la que se refería era la que recordaba a su abuelo en la catedral militar en Santiago. A diferencia del funeral hace dos años, esta vez todos los que fueron a presentar su respeto eran militares retirados; esta vez no había señoras grandes llorando. La ceremonia estuvo presidida por el cardenal Jorge Medina, quien llamó vehementemente a la reconciliación nacional. “Los que no creen en la vida eterna ni en el Evangelio de Jesucristo creen que el perdón es una locura”, aseguró el hombre de Dios. En ningún momento nombró a la presidenta Bachelet o a su política de derechos humanos.

A varias cuadras de allí, el tema central eran los derechos humanos. La mandataria chilena inauguraba la construcción del edificio de tres pisos donde funcionará el primer Museo de la Memoria del país. “Recordará lo que todos reconocemos como una de las expresiones más desgarradoras y dolorosas de nuestra historia: la violación masiva y sistemática de los derechos humanos de miles de chilenas y chilenos”, señaló Bachelet.

La mandataria aprovechó el acto y el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos para recordar a los tres mil chilenos que fueron asesinados o desaparecidos durante los 27 años de dictadura pinochetista.

Del acto no participaron las organizaciones de derechos humanos, que en el último mes cuestionaron la voluntad política del gobierno actual y de la Concertación para avanzar en la búsqueda de la verdad sobre los crímenes del terrorismo de Estado. Denuncias periodísticas destaparon varios casos de represores que recibían una indemnización del Estado como perseguidos políticos y hace un mes apareció un hombre que hacía más de tres décadas que figuraba como desaparecido.