EL MUNDO › SIGUIENDO LOS PASOS DE LINCOLN, EL PRESIDENTE ELECTO HIZO EL VIAJE A WASHINGTON D.C.
Desde la estación de tren de Filadelfia, Obama evocó un famoso discurso de Lincoln. “Mientras nuestros problemas pueden ser nuevos, lo que hace falta para superarlos no lo es –aseguró—. Necesitamos el idealismo de los padres fundadores.”
› Por Leonard Doyle *
Desde Washington
El presidente electo Barack Obama partió ayer en su último viaje simbólico hacia la Casa Blanca. En Filadelfia se subió al tren y prometió llevar a la capital de la nación todas las esperanzas de los ciudadanos estadounidenses comunes. “Quédense tranquilos que esta elección no fue el final de nuestra lucha para cambiar a Estados Unidos; fue sólo el principio”, aseguró al despedirse de la ciudad en donde se fundó la democracia norteamericana. “Busquemos un mundo mejor hoy”, propuso, inaugurando cuatro días de discursos, ceremonias y fiestas por su asunción.
Para su último tramo antes de instalarse en la Casa Blanca, Obama eligió nada menos que un histórico vagón de tren construido en 1930, una época en la que la mayoría de los negros no podía votar, menos aún pensar en ser presidente de Estados Unidos. El detalle, aunque significativo, no fue el que todos recordaron ayer cuando Obama se despidió en Filadelfia.
En 1861, en la víspera de su asunción, el ex presidente Abraham Lincoln viajó en tren desde Filadelfia hasta Washington para encabezar su toma de posesión. Eso sí, le tomó 12 días y tuvo que viajar la mayoría del tiempo disfrazado por miedo a que lo asesinaran en el camino. Obama recordó el heroísmo del ex mandatario durante toda su campaña, especialmente su lucha contra la esclavitud. En la víspera de su asunción presidencial, el joven abogado de Illinois quiso homenajearlo por última vez.
Desde la estación de tren de la calle 30, en Filadelfia, Obama evocó el famoso discurso “Gettysburg” de Lincoln. “Mientras nuestros problemas pueden ser nuevos, lo que necesitamos para superarlos no lo es –aseguró–. Lo que necesitamos en estos momentos difíciles es la misma perseverancia e idealismo que demostraron los padres fundadores. Lo que necesitamos es una nueva declaración de Independencia, no sólo para nuestra nación, sino para nuestras vidas –independencia de la ideología, el pensamiento cortoplacista, los prejuicios y el odio–. No debemos apelar a las soluciones rápidas, sino a nuestros mejores esfuerzos”, propuso el mandatario electo.
Para dar sus últimos pasos, Obama eligió estar acompañado de su mujer, Michelle, sus dos hijas y los amigos cercanos que lo acompañaron durante toda la campaña presidencial. Además, agregó, se ganaron un lugar “40 estadounidenses comunes y corrientes” por sus esfuerzos en la campaña electoral, que comenzó hace más de un año, cuando el entonces joven senador parecía no tener chance ante Hillary Clinton.
El tren hará el mismo recorrido que realizó hace casi un siglo y medio Lincoln. La primera parada fue en Delaware, donde el equipo presidencial sumó al vicepresidente Joe Biden. Para el veterano senador demócrata, el viaje no es nada nuevo. Hace 36 años que hace ese trayecto en tren todos los días para ir a trabajar al Capitolio. Cuando se sbuió ayer, el maquinista, Gregg Weaver, lo fue a saludar. “Con los años nos convertimos en amigos”, contó el número dos de Obama.
La segunda parada fue Baltimore. Aunque el tren no se detuvo en la estación, Obama sí ordenó que bajaran la velocidad, casi a paso de hombre, para poder saludar a las pequeñas multitudes que se agolpaban en una plataforma especialmente construida a la vera de las vías. Sus simpatizantes le devolvieron el gesto cantándole el feliz cumpleaños a Michelle, que ayer estrenó sus 45 años.
Obama y su equipo están cuidando cada detalle. Cada hora, cada discurso previo, está pensado con vistas a la ceremonia del traspaso de mando. El martes, exactamente a las 11.56 de la mañana (hora local), el joven abogado de Illinois finalmente jurará como el presidente número 44 de los Estados Unidos. Miles de millones de personas lo estarán viendo por televisión y allí, justo en ese momento, Obama volverá a recurrir al legado de Lincoln. El futuro mandatario eligió la biblia de su antecesor para hacer su juramento.
Frente a Obama estará John Roberts, el conservador presidente de la Corte Suprema designado por George Bush hijo. Los dos hombres, símbolos de dos momentos políticos diferentes, se enfrentarán cara a cara en las temperaturas bajo cero de las escalinatas del Capitolio.
Los cuatro días previos a la asunción presidencial han sido organizados de tal manera que Obama llegue a sus primeros días en la Casa Blanca envuelto en un clima de total optimismo y expectativas. En medio de la peor crisis financiera de Wall Street de las últimas décadas, Washington se viste de fiesta como si la tormenta ya hubiese pasado. Pero la realidad golpeará a Obama desde el mismo día de la asunción y le recordará que, aun dentro de la Casa Blanca y con una abrumadora mayoría en el Capitolio, no tendrá vía libre para traer el cambio.
El martes será un día histórico por partida doble. Por primera vez un negro jurará como presidente de Estados Unidos, pero también será la primera vez que un presidente estadounidense jura ante a un presidente de la Corte Suprema, cuya designación él rechazó.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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