EL MUNDO › ALERTA EN ESTADOS UNIDOS
› Por G. A. A.
El Departamento de Estado contradijo a todas las agencias de seguridad estadounidenses al considerar absurdo que México se encamine a ser un Estado fallido, como lo aseguró el Comando de Fuerzas Conjuntas, y cuyo análisis es compartido por la CIA, el Pentágono y el Departamento de Defensa. Esas agencias han lanzado serias advertencias sobre los riesgos de ingobernabilidad al sur de su frontera, y –lo más grave– que el crimen organizado mexicano controla ya a bandas y prisiones en California, Texas, Arizona y Nuevo México.
“La gobernabilidad de México nunca ha estado en cuestión o en duda”, dijo la subsecretaria de Estado adjunta para México y Canadá, Roberta Jacobson, aunque también reconoció que la situación no es la ideal. “Estados Unidos necesita expandir su inversión estratégica y financiera en la Iniciativa Mérida”, dijo, refiriéndose al plan de seguridad regional de EE.UU., México y Centroamérica para presentar un solo frente común contra el narcotráfico y el crimen organizado.
El martes pasado, Jacobson pareció darle la razón al embajador mexicano Arturo Saruhkán, quien cuatro días antes, en el centro de estudios Woodrow Wilson, en Washington, había cuestionado: “¿Puede acaso una nación como Estados Unidos plantearse una relación estratégica con un Estado fallido?”. Tal vez Estados Unidos pueda hacerlo con Afganistán, Irán o Pakistán, países cuya inestabilidad es comparada con la de México por las fuerzas armadas estadounidenses. Pero la cosa es distinta cuando se comparten 3200 kilómetros de frontera terrestre.
Ya desde antes de la toma de posesión de Barack Obama, una serie de informes difundidos por funcionarios o agencias del gobierno de George Bush alertaban a su sucesor. El saliente jefe de la CIA, general retirado Michael Hayden, sostuvo que la violencia en México, especialmente la generada por los carteles del narcotráfico, es de tal naturaleza que el nuevo presidente Barack Obama tendrá en ese país e Irán los principales retos de su política exterior, incluso más que Irak.
Una semana después de la asunción de Obama, el almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto del Pentágono, expresó su preocupación “por lo que ocurre en la frontera y por la guerra que han lanzado los carteles de la droga”. El almirante Mullen, máximo mando militar después del presidente Obama, consideró que la violencia en México es un problema de seguridad nacional para Estados Unidos. Y el responsable de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) de Arizona y Nuevo México, Bill Newell, coincidió en que “hay una guerra” en México que se libra con armas contrabandeadas desde Estados Unidos, al menos 7 mil tan sólo en 2008, reconoció.
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