EL MUNDO › LOS PAíSES EUROPEOS DEL G-20 EXIGIRáN ACCIONES PARA REGULAR LOS MERCADOS FINANCIEROS

Europa pide adoptar más controles

Ante la crisis mundial, los representantes de las potencias europeas se encontraron para limar asperezas de cara a la cumbre de Londres. Acordaron pedir acciones contra los paraísos fiscales y mayor control sobre los fondos de alto riesgo.

Los líderes de los principales países europeos cerraron filas ayer en Berlín y acordaron adoptar medidas concretas para reforzar el control de los mercados financieros internacionales. Los temas centrales del encuentro fueron la elaboración de medidas para garantizar un mayor control y transparencia de diversos productos financieros de alto riesgo; la reforma de la operatoria de los hedge funds (fondos de inversión libre) y de las agencias de rating (tasación); la necesidad de aumentar la supervisión de las instituciones financieras a nivel global, combatir las tendencias proteccionistas que comienzan a verificarse en el comercio mundial y luchar contra los paraísos fiscales en todo el mundo.

Sobre este último punto, los políticos europeos se comprometieron a estudiar medidas de castigo contra aquellos países que se nieguen a facilitar información sobre delitos de fraude fiscal, aunque no dieron detalles al respecto. Además, se sabe que se buscó llegar a un acuerdo para gestionar los activos tóxicos de los bancos y estabilizar con ello el sistema financiero mundial, pero se precisó que las conclusiones sobre este punto se darán a conocer más adelante.

Por otra parte, y con igual suerte que el punto anterior, se evaluó aprobar pautas vinculantes para reducir el pago de primas a los ejecutivos de las grandes empresas, aunque (según dejaron trascender voceros gubernamentales) los jefes de Estado y de gobierno se habrían limitado a exigir nuevos y transparentes sistemas de incentivación que sólo busquen beneficios empresariales a largo plazo, sin especificar posibles vías para concretar la medida.

Entre los que dijeron presente en la capital alemana estuvieron los jefes de Estado y de gobierno junto a los ministros de Finanzas de los países europeos del G-20 (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) así como los invitados especiales (España, Holanda, Luxemburgo), y el presidente de turno de la Unión Europea, la República Checa.

El G-20 es un foro multilateral de discusión de asuntos internacio- nales formado por los países del G-8, la Unión Europea (UE) y otras once naciones emergentes, entre la que se encuentran la Argentina, Brasil y México.

El encuentro se consideró justamente como un cónclave preliminar para la reunión que este grupo ampliado sostendrá el próximo 2 de abril en Londres.

La última reunión había sido en noviembre del año pasado en Washington y, si bien se había logrado un consenso acerca de la necesidad de realizar ciertas reformas en la arquitectura financiera internacional, el mitin había quedado sólo en palabras. Por eso, la idea para este encuentro fue, según los asistentes, limar asperezas de antemano y así preparar una agenda que pueda abordarse de manera expeditiva, dando lugar a la toma de decisiones.

A ese respecto, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, fue contundente al momento de instar a sus colegas a hacerse cargo de la situación. “En Washington se establecieron los fundamentos para la reforma del sistema financiero; en Londres corresponde adoptar iniciativas concretas y pasar a la acción”, remarcó. Y fue más allá, al insistir en que no basta con tomar medidas, sino que hay que asegurarse de que se cumplan, por lo que instó a crear un organismo internacional que asuma la responsabilidad de supervisar el cumplimiento de todo lo acordado. “Sería contradictorio con el espíritu de esta conferencia que no lo hubiera”, insistió el español.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, intervino en el mismo sentido. “Si en nuestra próxima reunión no tomamos medidas concretas que repercutan en la vida de la gente común, los pueblos entrarán en cólera. Y tendrán razón”, advirtió.

Un capítulo aparte en las discusiones merecieron los casos que representan algunos de los desafíos más serios en términos de los esfuerzos de estabilización económica, debido a la profundidad del impacto de la crisis. Por un lado, las economías de Grecia e Irlanda, dos de los países de Europa occidental donde la crisis está haciendo sentir sus efectos con más fuerza, en términos no sólo de quiebras bancarias sino de un creciente desempleo. Por el otro, el peligro de que el derrumbe bancario de Europa oriental repercuta en el resto de los países del continente, particularmente en Austria y Alemania, cuyos bancos serían los que más inversiones tendrían en esta región.

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La canciller alemana Merkel junto al premier Gordon Brown y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Imagen: AFP
 
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