Ayer, mientras el presidente venezolano, Hugo Chávez, instaba a su colega estadounidense a “sumarse al socialismo”, su ministro de Comercio, Eduardo Samán, anunciaba el inicio de la “revolución agrícola”.

“Lo están criticando porque dicen que va rumbo al socialismo. ¡Venga, Obama! ¡Alinéese con nosotros rumbo al socialismo! Venga, que ése es el único camino!”, dijo Chávez al visitar una siderúrgica en construcción en el estado de Bolívar.

Por su parte, Samán se refirió a las expropiaciones de fincas y agroindustrias realizadas esta semana por el gobierno bolivariano. “Es el principio de la revolución agrícola, pero vamos a profundizar el tema y ahora tenemos que ir al control de la semilla, los agroquímicos y del resto de insumos; tenemos que revisar el acceso a la tierra y el acceso a todos estos productos para garantizar la seguridad agroalimentaria”, afirmó en el estado de Guárico.

El ministro habló en una sesión del Consejo Legislativo realizada a las puertas de la arrocera de la empresa Polar, en la ciudad de Calabozo, que está intervenida, bajo acusación de maniobras especulativas.

Samán calificó de estratégicas a las plantas de arroz y maíz y subrayó que “no pueden ser operadas según la voluntad de pocas personas. La sociedad se debe sumar a la producción de la planta, empezando por sus propios trabajadores”.

Esta semana, Chávez ordenó expropiar una planta de arroz a la firma transnacional Cargill e intervenir la de Polar, acusándolas de no cumplir con normas de producción y abastecimiento al mercado interno. El jueves por la noche, el mandatario ordenó la intervención estatal de 1500 hectáreas de la transnacional papelera irlandesa Smurfit Kappa Group y la expropiación de una finca de 2237 hectáreas, para dedicarlas a la “producción social”. Según cifras oficiales, el gobierno se hizo cargo de más de dos millones de hectáreas, en un proceso que llama de “rescate de tierras ociosas” y de lucha contra el latifundio, lo que genera protestas de empresarios que dicen que sus derechos son violados.