EL MUNDO › DE VISITA EN LA CASA BLANCA, PIDIO UN ACERCAMIENTO CON CUBA, BOLIVIA Y VENEZUELA
En medio de un clima muy distendido y después de una hora de reunión, el mandatario brasileño le pidió a su par norteamericano que se acercara a los tres países con los que Washington venía manteniendo una relación muy tirante.
Luiz Inácio Lula da Silva le pidió a Barack Obama que se reconciliara con la región. En medio de un clima muy distendido y después de una hora de reunión, el mandatario brasileño le pidió a su par norteamericano que se acercara a Venezuela, Bolivia y Cuba, tres países con los que Washington mantiene una relación muy tirante. “El presidente Barack Obama tiene una oportunidad histórica de mejorar las relaciones con América latina”, aseguró Lula ante los periodistas en la Casa Blanca. Obama no respondió a su pedido ante las cámaras, pero los dos presidentes se despidieron visiblemente contentos.
La reunión entre Lula y Obama fue seguida con interés por los gobiernos de toda la región. Hace unas semanas el presidente venezolano y férreo enemigo del anterior gobierno estadounidense, Hugo Chávez, había autorizado públicamente a Lula para que mediara en un eventual acercamiento con Washington. A los pocos días, los gobiernos de Bolivia y Cuba dejaron en claro que no habían encomendado ninguna misión al presidente brasileño, pero aplaudieron sus esfuerzos por acercar al nuevo jefe de la Casa Blanca a los intereses y problemas de la región.
Y Lula cumplió. “Lo que dije al presidente Obama –y tengo esperanza de que vaya a ocurrir– es que es preciso que haya una aproximación con Venezuela, que haya una aproximación con Cuba, que haya una aproximación con Bolivia. En América latina queremos construir una nueva relación con Estados Unidos”, comentó el mandatario petista, en una conferencia de prensa posterior en la embajada brasileña en Washington.
No se sabe cuánto hablaron del tema ni cuál fue la respuesta de Obama. Simplemente que Lula y los ministros que lo acompañaban –el canciller Celso Amorim y la secretaria de la Presidencia y posible sucesora presidencial, Dilma Rousseff– estuvieron dentro del Salón Global durante 40 minutos. Los otros 20 los pasaron los dos mandatarios a solas.
No bien se abrieron las puertas y las cámaras pudieron retratarlos, los dos líderes no dejaron de sonreír y bromear. “Desde su asunción, hace 40 días, yo digo que rezo más por Obama que por mí. Y digo que no quisiera estar en su lugar”, señaló Lula, mirando de costado a su nuevo aliado. “Parece que has estado hablando con mi mujer. Ella me dice lo mismo”, le retrucó el norteamericano, ganándose una nueva ronda de risas.
La conferencia duró casi tanto como la reunión a puertas cerradas y, en un punto, Obama pidió disculpas a su invitado por extenderse en las respuestas. Rápido, Lula volvió a hacer gala de su sentido del humor. “En América latina no nos asustamos de que un presidente hable mucho. Todos hablamos demasiado”, aseguró el mandatario.
Más allá de los chistes, los dos mandatarios dejaron claro que Washington y América latina estaban listos para dar vuelta la página, después de ocho años de indiferencia por parte de Washington y rechazo por parte del Sur. “Pienso que debemos construir en América latina una nueva relación, una relación de confianza, de no injerencia, de compaginar las cosas buenas”, propuso el presidente brasileño, quien también le sugirió que no presione a los países de la región en la lucha contra el narcotráfico. “Estados Unidos debería tener una mirada de colaboración con América latina, pero no de fiscal.”
Obama le respondió felicitándolo por “el liderazgo progresista que ejerce en la región” y prometió fortalecer más la relación con Brasil. El comentario fue la señal que esperaba Lula para invitarlo formalmente a visitar el país su-damericano. “Por ser hawaiano no puedo dejar de ir a las bellas playas de Río de Janeiro”, bromeó Obama, quien no quiso poner aún fecha para la cita.
El próximo 17 de abril el mandatario estadounidense viajará al Caribe para la Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago. Allí se verá cara a cara por primera vez con el resto de los presidentes latinoamericanos, entre ellos Cristina Fernández de Kirchner. Según sugirió, muy sutilmente, Lula, ése sería un buen escenario para iniciar el acercamiento entre Estados Unidos y sus detractores latinoamericanos, Venezuela, Bolivia y Cuba.
Durante la conferencia de prensa en la Casa Blanca, los periodistas le preguntaron a Obama si aprovecharía el viaje para conocer la Amazonia, una región geoestratégica para Washington, a la que ya envió al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas estadounidenses hace una semana. Otra vez Obama optó por contestar con un chiste. “Sí, me gustaría. Creo que los opositores del Partido Republicano adorarían que yo me perdiese por allí, en la selva”, señaló, ganándose una vez más la risa de todo el salón.
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