Mié 08.04.2009

EL MUNDO  › ADVIRTIó QUE LA úLTIMA PARTE DE LA ESTADíA MILITAR SERá CRUCIAL PARA SU MISIóN

Obama apareció en Irak junto a las tropas

“Este es el momento de ceder la responsabilidad y el control a los iraquíes”, afirmó el presidente norteamericano, quien permaneció en el país del Golfo durante unas cuatro horas. El plan de retirada gradual de los soldados está en marcha.

› Por Kim Sengupta *

Tras abandonar Turquía y antes de regresar a Estados Unidos, Barack Obama realizó ayer una visita sorpresa a Bagdad. Frente a un contingente de jubilosas tropas norteamericanas, el mandatario anunció que el fin de su estadía allí se encuentra cerca, puesto que llegó el momento de que los iraquíes se hagan cargo de la situación en su propio país. “Este es el momento de ceder la responsabilidad y el control a los iraquíes”, afirmó Obama, quien permaneció en el país durante unas cuatro horas.

En la que fue su primera visita al teatro de operaciones de la guerra a la que se opuso cuando era senador, pero que heredó de George Bush, el presidente estadounidense habló del progreso político logrado en Irak. Sin embargo, al mismo tiempo que pronunciaba estas palabras, la fragilidad de la situación de seguridad se hizo evidente una vez más cuando, apenas horas antes de que aterrizara el Air Force One, un coche bomba explotó en la capital, matando a nueve personas, 24 horas después de otros seis ataques similares que dejaron un saldo de 37 muertos.

En un primer momento, y debido a los riesgos de un traslado por tierra sumado a la poca visibilidad que impedía volar a los helicópteros, Obama se contactó con los líderes iraquíes por teléfono desde Camp Victory, la mayor base militar norteamericana en el país. Pero poco después, el primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, tomó la iniciativa y se trasladó personalmente para mantener conversaciones con el mandatario estadounidense, en las cuales Obama le aseguró que su país no pretende controlar el territorio ni los recursos de Irak.

La administración de Barack Obama ya había oficializado su plan de retirada gradual de las tropas estadounidenses estacionadas en el país asiático de aquí a agosto de 2010, plazo en el cual de los 140.000 soldados que se encuentran en el terreno actualmente unos 100.000 habrán vuelto a suelo estadounidense, quedando los restantes desligados de sus funciones de combate y dedicados exclusivamente a capacitar a las fuerzas de seguridad locales.

Ayer, el presidente reafirmó sus intenciones ante un auditorio de 600 soldados, a quienes advirtió que la última parte de su estadía será crucial para su misión. “Los próximos 18 meses serán un período crítico. Cada uno de ustedes deberá cumplir un rol fundamental en asegurarse que Irak permanezca estable, que no se convierta en un santuario para terroristas, y así poder empezar a volver a casa”, señaló Obama, tras lo cual alabó sin reservas a sus tropas. “Quiero agradecerles profundamente por el esfuerzo que han realizado aquí. Ustedes les dieron a los iraquíes la posibilidad de depender de sí mismos como en un país democrático”, aseguró Obama.

Asimismo, el mandatario norteamericano resaltó el rol que les cabe a las propias autoridades iraquíes para que las tropas estadounidenses puedan cumplir con los plazos de retirada establecidos al hacer hincapié en que, para que ello suceda, los líderes locales deben poder alcanzar soluciones justas y equitativas para los problemas más graves que aquejan al sistema político. “Los iraquíes tendrán que optar definitivamente por empezar a resolver sus diferencias por medios constitucionales y legales. Y para que ello suceda nosotros debemos alentarlos usando toda nuestra influencia. Por eso creo que mi presencia aquí puede ayudar”, subrayó Obama.

Y es que si bien las últimas elecciones municipales en Irak transcurrieron en un clima de relativa calma, los últimos días estuvieron marcados por nuevos brotes de violencia, alentados particularmente por enfrentamientos entre iraquíes kurdos y árabes por el control de pozos petroleros en el norte del país. De ahí el hermetismo con el que se planificó la visita de Obama, a semejanza de aquellas que realizaba su predecesor en el cargo, George Bush.

Aun así, el consenso era amplio entre los políticos y observadores locales acerca de que Obama tendría una recepción bastante más cálida que las que tenía Bush. “Por lo menos no habrá zapatos voladores esta vez”, ironizó el analista político Hazem al Nuaimi. Y así fue, pero a pesar de ello el pueblo iraquí no tuvo la más mínima oportunidad de ver al líder hablando en vivo en algún escenario improvisado de Bagdad, como sí la tuvieron las multitudes europeas hace apenas unos días.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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