EL MUNDO › CARTA DEL JEFE PROHIBE TORTURAR
La CIA dio ayer un primer paso para empezar a lavar su imagen tras el fin de la era Bush. Según informó su director, Leon Panetta, el organismo de inteligencia ya no utiliza cárceles secretas alrededor del mundo para alojar sospechosos de terrorismo, cumpliendo así con uno de los primeros decretos firmados por Barack Obama.
“La CIA ya no tiene en uso instalaciones de detención ni sitios secretos de ningún tipo y ha propuesto un plan para desmantelar los sitios que aún quedan en pie”, aseguró Panetta en una carta enviada a los empleados de la agencia. Panetta confirmó a su vez que en virtud de lo dispuesto por el mandatario estadounidense, la central de inteligencia dejó definitivamente de lado las prácticas de tortura empleadas a la hora de interrogar sospechosos, lo que, según afirmó el director, estuvo permitido en la agencia durante el gobierno de George W. Bush, más precisamente entre los años 2002 y 2009 de acuerdo con autorizaciones expresas del Departamento de Justicia.
Asimismo, el funcionario garantizó que en adelante serán los mismos agentes secretos los que realicen cualquier interrogatorio, evitando así posibles excesos o abusos de cualquier tipo por parte de los empleados de empresas tercerizadas para cumplir con esa clase de servicios, lo que era hasta ahora una práctica habitual, en especial en las operaciones en el extranjero. “De aquí en más los interrogatorios no serán realizados por subcontratados de la CIA sino por nuestro propio personal”, precisó Panetta.
Sin embargo, el hombre designado por Obama para corregir algunas de las conductas de la mayor agencia de espías estadounidenses dejó en claro que el organismo aún se reservará ciertas prerrogativas en su accionar con sospechosos, si bien, según él, más limitadas que hasta ahora.
“La CIA preserva el derecho de detener individuos que sean considerados sospechosos de terrorismo, pero ello será por un plazo corto y de manera provisoria. Esperamos devolver a todas las personas bajo nuestra supervisión a las autoridades militares o a su país de origen, en función de la situación”, puntualizó Panetta, quien no aclaró que debe entenderse por corto plazo a la hora de retener individuos bajo su custodia.
Las revelaciones de la existencia de cárceles secretas de la CIA en el extranjero provocaron un fuerte rechazo de la comunidad internacional, exponiendo una de las mayores infraestructuras de prácticas ilegales orquestadas por la administración Bush, en contra de todos los principios del Derecho internacional.
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