EL MUNDO › EL LEVANTAMIENTO DEL GHETTO DE VARSOVIA Y MUSA DAGH
› Por Jack Fuchs *
OPINION
Otro 19 de abril. Han pasado 66 años desde el comienzo del Levantamiento del Ghetto de Varsovia aquel 19 de abril de 1943. Otro año, y el mismo sabor amargo de aquellos que fueron terribles. No hay fecha para la tragedia. Pero existe la necesidad de fijarla para poder recordar. Y en ella honrar, con profunda tristeza, a los héroes, a los partisanos y a todas las víctimas silenciosas de aquel espanto llamado Shoá.
En estos días releo con gran dolor la novela escrita por Franz Werfel en 1933, Los cuarenta días del Musa Dagh, que relata la historia de la resistencia heroica de los armenios de Musa Dagh, durante el genocidio perpetrado por los turcos. Mi lectura no es casual. En este mes de abril, el día 24, el pueblo armenio conmemora su tragedia, la masacre ocurrida entre 1915 y 1917, cuando el Imperio Otomano asesina a aproximadamente un millón y medio de armenios. En julio de 1915, en una provincia del Imperio, 5000 armenios, oponiéndose a ser deportados, se refugian en el macizo de Musa Dagh –La montaña de Moisés–, resisten los ataques del ejército y son salvados por la flota francesa que, bloqueando las costas sirias, asegura su evacuación en septiembre. El autor de esta impresionante novela, nacido en Praga en 1890 y habiendo servido en el ejército austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial, debió huir de Austria tras el Anschluss en 1938 para exiliarse en Francia. Luego de la invasión alemana, durante la Segunda Guerra Mundial, Franz Werfel huyó a los Estados Unidos, evitando así ser deportado a los campos de exterminio, como lo fueran la mayoría de los judíos en Europa.
La novela de Werfel, escrita durante el ascenso del nazismo, se convirtió en una fuente de inspiración, un ejemplo y un modelo a imitar para aquellos que organizaron la resistencia en los ghettos. Los ejemplares de la obra, prohibidos por el régimen nazi, circulaban clandestinamente, eran leídos y comentados entre los partisanos. Barbarie e irracionalidad caracterizaron estas dos tragedias. Ambas sucedieron en el marco de guerras mundiales, donde el caos, la locura y la muerte se apoderaron del planeta y la indiferencia universal permitió que ocurrieran.
Las palabras de Elie Wiesel en su introducción a la edición francesa del libro de Franz Werfel merecen ser rescatadas: “Escrita antes de la llegada de Hitler, esta novela parece predecir el futuro. Cómo hizo Franz Werfel para conocer el vocabulario y el mecanismo del Holocausto antes del Holocausto, ¿intuición de artista o memoria histórica? La novela es sobre esta memoria precisamente. Los armenios no le temían a la muerte sino al olvido”.
Tal vez este miedo al olvido es lo que me hace, año tras año, cada 19 de abril, recordar y nombrar, casi como en una plegaria, cada uno de los ghettos, cada uno de los campos de exterminio, cada uno de los muertos sin tumba ni lápida. Otro 19 de abril, otro aniversario del Levantamiento en Varsovia. Pronto no quedarán testigos vivos. Quedarán sus testimonios, los monumentos, los museos. Y las fechas, anclas de la memoria.
* Escritor, pedagogo. Sobreviviente de Auschwitz.
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