Dom 26.04.2009

EL MUNDO  › EL GOBIERNO BRITANICO CAMBIA CON LA CRISIS

Impuestazo de Brown

Con la economía contra las cuerdas y las arcas estatales vacías, el anuncio del miércoles termina con la promesa del “Nuevo Laborismo” de nunca subir el impuesto a las Ganancias.

› Por Marcelo Justo

Desde Londres

El primer ministro Gordon Brown niega que el proyecto del “Nuevo Laborismo” esté acabado luego del aumento del impuesto a los más ricos anunciado por su gobierno esta semana para el presupuesto 2010-2011. El veredicto de la oposición y de la abrumadoramente conservadora prensa de este país es exactamente el contrario. Según esta perspectiva, con el anuncio de que los salarios por encima de las 150 mil libras anuales tributarán un 50%, el proyecto que Brown y Tony Blair montaron en la década del ’90 está tan terminado como la “Tercera Vía”, otra curiosidad de la década pasada de la que hoy nadie habla.

Con la economía contra las cuerdas y las arcas estatales vacías luego de los megarrescates del sector financiero, el ministro de economía Alistair Darling anunció el miércoles un presupuesto que termina con ese tabú del “Nuevo Laborismo”, que en su larga luna de miel neoliberal había prometido que nunca subiría el impuesto a las ganancias. El gobierno espera recaudar unos 7 mil millones de libras con esta medida, que afecta a unas 330 mil personas (dos por ciento de la población) clasificables en tres grupos: ejecutivos (de empresas o bancos), ricos y famosos (desde Paul McCartney hasta la estrella del Manchester Cristiano Ronaldo) y el estrato mejor pago de la administración pública y el gobierno (entre los que se encuentra el primer ministro Gordon Brown, que gana 194.250 libras –unos 250 mil dólares–).

Un aumento del 10% en la carga impositiva de este grupo es una novedad, pero está bastante lejos de la expropiación de los medios de producción y el fin de la propiedad privada, a pesar de lo cual, en su nota de tapa al día siguiente, el Daily Telegraph publicó una caricatura del primer ministro Gordon Brown vestido con el traje de Vladimir Lenin y la gorra de Mao Tse Tung. El titular en letras catástrofe rezaba “El regreso de la lucha de clases” y sólo le faltaban letras violentamente rojas para que tuviera un sensacionalismo de tabloide ensangrentado. En los diarios del magnate australiano Ruppert Murdoch, el veredicto resultó más demoledor porque se trataba de un antiguo aliado, cuyo apoyo al proyecto de la dupla Tony Blair–Gordon Brown simbolizó como pocas cosas los cambios ocurridos en el “Nuevo Laborismo”. The Times calificó la medida de “declaración de guerra a la clase empresaria” y en su editorial, el tabloide The Sun indicó que era el regreso del laborismo “a la política de altos impuestos y alto gasto fiscal”.

La debacle económica ha roto esa alianza del otrora partido de la clase trabajadora británica con un peso pesado multimediático del calibre de Murdoch y un sector del mundo financiero favorecido por el laissez-faire del “Nuevo Laborismo”, pero además está provocando un cambio cultural respecto del craso individualismo de la era thatcherista, como quedó en claro con la reacción al anuncio del gobierno. Una encuesta que publicó The Times el viernes mostró que hoy un 57 por ciento de los británicos está a favor de que los ricos paguen más: sólo un 22 por ciento se opone. Con las elecciones en mayo de 2010 y a la zaga de los conservadores desde hace más de un año, los laboristas parecen haber girado unas décimas a la izquierda, poniendo en aprietos a los “tories”, que criticaron la medida, pero no se atrevieron a asegurar que la abolirían si son electos: ninguno quiere hoy ser señalado como “el partido de los ricos”.

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