Los talibán respondieron a la ofensiva del ejército paquitaní en el noroeste de Pakistán con un atentado en Lahore (este). Al menos 24 personas murieron y cerca de 300 resultaron heridas ayer, en un ataque suicida contra un edificio policial que fue reivindicado por el grupo islamista radical.

“Festejamos la operación bendita realizada contra el nido del mal en Lahore”, escribe el grupo TehrikiTaliban Punjab, según la traducción de un comunicado en turco. Ese documento fue publicado en páginas de Internet islamistas de Turquía y cuya autenticidad no pudo ser confirmada por ninguna fuente independiente.

Antes de la reivindicación, el ministro paquistaní del Interior, Rehman Malik, había atribuido la acción a los “enemigos de Pakistán”, término usado para designar a los talibán. Malik precisó que fue perpetrada en represalia a la ofensiva militar en el noroeste del país fronterizo con Afganistán, controlado desde hace dos años por los talibán relacionados con Al Qaida que se han refugiado en esa zona. Los combatientes islamistas han prometido vengarse ante esa vasta ofensiva que, bajo presión estadounidense, el ejército paquistaní puso en marcha hace un mes en el valle de Swat y sus alrededores.

La explosión –el tercer ataque en tres meses en esta gran metrópolis de 10 millones de habitantes– apunta a la red de violencia islamista por el apoyo de Islamabad a la “guerra contra el terrorismo” de Estados Unidos, que en los últimos dos años causó la muerte de unas 1800 personas en todo el país asiático.

Ayer, tres hombres dispararon y lanzaron granadas contra los policías de servicio en un complejo que alberga varios edificios policiales y el cuartel general provincial de los servicios de inteligencia paquistaníes, el poderoso ISI (InterServices Intelligence), explicó el jefe de la policía de Lahore, Pervaiz Rathore. Uno de los asaltantes murió por los disparos de los agentes, mientras que los otros dos fallecieron cuando una camioneta cargada de explosivos saltó por los aires en el exterior de un edificio situado al lado del cuartel del ISI. Ese edificio, que acogía una unidad de la policía de emergencia, quedó reducido a escombros; también resultaron seriamente dañadas las construcciones linderas.

“Escuché disparos y luego una enorme explosión”, dijo uno de los policías que salió de los escombros, desorientado. Según él, de 30 a 35 policías estaban atrapados entre los destrozos. El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, acusó a los militantes islamistas de “tratar de crear el pánico entre la población mediante esos actos de barbarie”.

La ofensiva de las tropas de Islamabad en los distritos de Bajo Dir, Buner y Swat ha matado a unos 1190 islamistas, según las autoridades. También ha obligado a 2,4 millones de civiles a abandonar sus hogares, según la ONU.