EL MUNDO › OPINION
› Por Fidel Castro *
Vino a mi mente la versión de un discurso de Dick Cheney que leí el sábado, sobre seguridad nacional, pronunciado el jueves pasado a las 11 y 20 a.m. desde el Instituto de Empresas Estadounidenses y transmitido por CNN en español y CNN en inglés. Era una respuesta al discurso que pronunció el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a las 10 y 27 a.m. del mismo día en relación con el mismo tema, al que añadía una explicación sobre el cierre de la cárcel de Guantánamo.
El ex vicepresidente había elaborado su discurso con cuidado, en tono respetuoso y a veces edulcorado. Pero lo que caracterizó el discurso de Cheney fue la defensa de la tortura como método para obtener información en determinadas circunstancias. Aquí cito algunas de sus frases:
“El 11 de septiembre hizo necesario un cambio de política, orientada a una amenaza estratégica que el Congreso calificó como amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de EE.UU... Decidimos evitar ataques desde el primer momento”, aseguró.
“Yo fui y sigo siendo un fuerte defensor del programa de interrogatorios. (Se refiere a los interrogatorios con empleo de torturas.)
”Ese método se usó con terroristas después que fallaban otras técnicas.
”Eran legales, esenciales, bien justificados, exitosos y la manera correcta de actuar.
”Por decisión presidencial, el mes pasado vimos cómo se divulgaban documentos relacionados con esa práctica de interrogatorios. Es difícil imaginar un precedente peor que ver una administración entrante incriminando las decisiones políticas de sus predecesores.”
Cheney, al llegar a este punto, sin embargo, tenía que explicar lo ocurrido en la prisión de Abu Ghraib, que llenó de horror al mundo. “Allí reinaba el sadismo –dijo– y nada tenía que ver con los interrogatorios en busca de información.
”En Abu Ghraib, guardias sádicos abusaron de prisioneros violando las leyes de EE.UU., reglas militares y la decencia.
”Desde el inicio del programa sólo nos enfocamos en la prioridad más importante, obtener información sobre los planes terroristas.
Por el daño que causaron a los presos iraquíes y a la causa de Estados Unidos, merecían y recibieron justicia.”
Independientemente de los miles de jóvenes norteamericanos muertos, mutilados y heridos en la guerra de Irak y los fabulosos fondos invertidos allí, cientos de miles de vidas de niños, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres que no tuvieron culpa alguna del ataque a las Torres Gemelas han muerto en ese país después de la invasión ordenada por Bush. Esa enorme masa de víctimas inocentes no recibió siquiera una mención en el discurso pronunciado por Cheney.
* Fragmentos de la reflexión del líder cubano publicada en Granma.
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