Mar 02.06.2009

EL MUNDO  › SOBREEXPECTATIVA CON LA GIRA DEL MANDATARIO A MEDIO ORIENTE

Obama ante el mundo musulmán

El presidente de Estados Unidos enfrentará sus mayores desafíos el jueves en la Universidad de El Cairo. En 2007 prometió dar un discurso a los 1,5 millón de musulmanes del mundo si llegaba a la Casa Blanca. Ese momento es ahora.

› Por David Usborne *

El presidente Barack Obama correrá un riesgo por las expectativas sobredimensionadas cuando parta de Washington esta noche para una gira que comienza mañana con conversaciones con el rey Abdulá de Arabia Saudita, pero que estarán dominadas por su muy publicitado discurso al mundo musulmán en Egipto, el jueves. Es el segundo viaje transatlántico de Obama, después de sus visitas a las cumbres del G-20 y la OTAN en abril.

Junto con Medio Oriente se interesará una vez más en la diplomacia europea, visitando el ex campo de concentración de Buchenwald en Alemania y asistiendo a ceremonias para celebrar el 65º aniversario de los desembarcos del Día D. Además debe mantener conversaciones bilaterales privadas con los líderes de Francia y Alemania. Pero es en la Universidad de El Cairo que Obama, aunque bendecido por sus indiscutibles habilidades retóricas, enfrenta los mayores desafíos. Prometió allá en 2007 dar un discurso a los 1,5 millón de musulmanes del mundo si llegaba a presidente. Este es ese momento, aunque hizo un anticipo cuando en Estambul habló de una nueva era de “respeto mutuo” entre musulmanes y Estados Unidos, al final de su último viaje.

Los asistentes han estado tratando de bajar las expectativas, insistiendo en que el discurso no tendrá nuevas propuestas y será más general. “Quiero aprovechar la ocasión para dar un mensaje más amplio sobre cómo Estados Unidos puede cambiar para mejor su relación con el mundo musulmán”, dijo Obama la semana pasada después de reunirse con el presidente palestino, Mahmud Abbas, en Washington.

Todo esto puede desencantar a los musulmanes del mundo árabe, que esperan más muestras de cambios reales de Estados Unidos que muchos llegaron a despreciar durante los años Bush, cuando su ejército invadió Afganistán e Irak y fue acusado de abuso de prisioneros en la prisión de Abu Ghraib. El presidente está tratando de separarse de George Bush, no sólo por enfatizar sus propias conexiones personales con el mundo islámico, sino también por el hecho de que haya gente de fe musulmana en su propia familia, incluyendo a su padre de Kenia, y el haber pasado parte de su infancia en Indonesia, la nación musulmana más populosa en el mundo.

Pero en El Cairo, donde se están tomando medidas drásticas de seguridad antes de su visita, Obama se encontrará yendo tras varios objetivos a la vez. Su audiencia querrá oír primero lo que puede hacer para revivir el todavía paralizado progreso para un acuerdo israelo-palestino. El foco de sus conversaciones en Riad apuntará a la solución de los dos Estados, como en las reuniones con los líderes regionales, incluyendo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente Abbas en la Casa Blanca en las últimas semanas.

Pero Obama también estará buscando consenso regional en Medio Oriente para tratar las ambiciones nucleares de Irán y contraatacando la amenaza del terrorismo extremista dentro de grupos como talibán y Al Qaida. El presidente enfrenta dilemas por su decisión de dar el discurso en El Cairo, que históricamente es la cuna del pensamiento intelectual islámico. Estará consciente de los antecedentes de su anfitrión, el presidente Hosni Mubarak, que reprime las libertades políticas desde que empezó su gobierno, hace 28 años.

La Casa Blanca dijo esta semana que entre los invitados a asistir a su discurso estarán los “actores políticos” en Egipto, una lista que probablemente incluya a activistas que se oponen a Mubarak. El peligro de que Obama desencante es sabido. “Lo mejor que puede lograr es cambiar la opinión pública árabe sobre Estados Unidos y que resulte más fácil para sus gobiernos trabajar con Washington. Lo necesitamos para tener influencia general en el área”, dijo Elliott Abrams, del Consejo de Relaciones Extranjeras en Nueva York.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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