EL MUNDO › EL CONSEJO DE LOS GUARDIANES PRECISó QUE EN 50 CIUDADES VOTARON MáS ELECTORES QUE LOS INSCRIPTOS EN EL PADRóN
En medio de las protestas, los muertos y las detenciones, la máxima autoridad electoral señaló que hubo más de tres millones de votos extra. No se sabe aún si esa cantidad habría sido decisiva en la reelección de Ahmadinejad.
En medio de un clima de creciente tensión y fisuras que comienzan a entreverse entre los altos clérigos iraníes, el Consejo de Guardianes, máxima autoridad electoral en el país, admitió ayer por primera vez que hubo irregularidades en la votación de las elecciones presidenciales celebradas el pasado 12 de junio. De acuerdo con lo anunciado por el organismo a través del sitio web de la televisión pública iraní, más del ciento por ciento del padrón votó en unas 50 ciudades del país, lo que significó más de tres millones de votos extra.
Sin embargo, Abbas Ali Kadkhodaei, vocero del Consejo y encargado de anunciar la noticia, remarcó que aún no se sabe si esta cantidad de sufragios habría sido decisiva en la votación. Kadkhodaei, resaltó, además, que la investigación del Consejo, encargado de validar cualquier resultado electoral, se hizo en respuesta a las denuncias de irregularidades por parte de Mohsen Rezai, el candidato conservador que quedó en tercer lugar con el 1,7 por ciento de los votos, sin hacer ninguna referencia a las denuncias hechas por Mir Hussein Mussavi, el líder reformista que quedó segundo y en nombre de quién millones de iraníes se lanzan a las calles en abierto desafío a lo dictaminado por el régimen.
Por demás, lejos de mostrar cualquier clase de arrepentimiento luego de que sus propias fuerzas de seguridad asesinaran durante el fin de semana, según la televisión pública, a unos 13 manifestantes, las autoridades iraníes afirmaron que la culpa de las protestas es de los “terroristas” y agitadores, dando a entender que, de no calmarse la situación, la represión se intensificará. Según informó la cadena estadounidense CNN, los muertos eran 19.
Luego de las tensiones en la madrugada del sábado, la calma parecía haberse adueñado de Teherán durante la jornada de ayer, hasta que por la tarde ruidos de disparos se oyeron por varios puntos de la capital. El nerviosismo se había acumulado a lo largo de todo el día después de que el gobierno anunciara que había arrestado a varios miembros de la familia del todavía influyente ex presidente Hashemi Rafsanjani, incluida su hija, que había participado en forma directa en varias manifestaciones durante los últimos días.
A su vez, Mir Hussein Mussavi continuó ayer con su estrategia de intentar contener las protestas al llamar a la prudencia, y, al mismo tiempo, advertir que las protestas continuarán. “Las detenciones masivas contra el pueblo iraní sólo generarán un abismo entre la sociedad y las fuerzas armadas”, señaló ayer. Mussavi se mantuvo inamovible en su postura de pedir la nulidad de los comicios y el llamado a nuevas elecciones, postura que podría verse reforzada según lo anunciado por el Consejo ayer, en tanto el régimen y su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, insisten en negar cualquier denuncia de fraude electoral y respaldan completamente al presidente Ahmadinejad.
Lo más significativo por estas horas es que se oyeron más voces críticas por parte de altos clérigos. Según diversos analistas, esto podría estar indicando un resquebrajamiento en la alta jerarquía religiosa de Irán. “Ir en contra de las demandas del pueblo está prohibido por la religión”, sostuvo el gran ayatolá Hossein Ali Montazeri, uno de los clérigos disidentes más respetados (ver recuadro). “Impedirle al pueblo expresar sus reclamos por medios pacíficos puede traer consecuencias muy serias”, advirtió por su parte el ex presidente Mohamed Jatami.
Por otra parte, la tarea de informar desde Teherán sigue siendo algo extremadamente difícil debido a las limitaciones impuestas a toda la prensa extranjera en el país, además de los bloqueos a Internet y a los teléfonos celulares. La BBC informó ayer que a su corresponsal John Lyne se le dieron 24 horas para abandonar el país, y Reporteros sin Fronteras señaló, a su turno, que 23 periodistas, entre ellos el corresponsal de Newsweek, Maziar Bahari, fueron arrestados desde el inicio de las protestas, cuando se anunciaron los resultados electorales hace un poco más de una semana.
“El clima de pánico echó un manto de sombras sobre toda la situación”, señaló Drewery Dyke, investigador jefe de Amnistía Internacional (AI) en Irán. “En los diez años que vengo siguiendo la situación en este país, nunca me sentí más desinformado que en estos momentos. Es como si estuviéramos desconectados de todo”, agregó.
La ONG Campaña Internacional por los Derechos Humanos precisó ayer desde Nueva York que, de acuerdo con los últimos informes recibidos, alrededor de cien manifestantes fueron detenidos durante el día de ayer a medida que iban llegando a los hospitales de la capital para hacerse ver las heridas causadas por la represión en las calles.
Frente a la creciente presión de la comunidad internacional por los muertos que se siguen acumulando, el gobierno iraní eligió ayer salir a recusar lo que llamó las “interferencias” de las potencias europeas en sus asuntos internos. Ali Larijani, jefe del Parlamento, acusó ayer a Francia y Alemania por sus visiones “sesgadas e injustas” sobre la situación en Irán al insistir sobre un recuento de los votos. Y Manoucher Mottaki, ministro de Relaciones Exteriores, embistió a su turno contra el Reino Unido y lo que denunció como “una inadmisible intromisión en los asuntos internos de Irán”, llegando incluso a sugerir que Londres habría enviado agentes secretos a Teherán durante los días previos a los comicios con la intención de perturbar la situación.
Al ya conocido respaldo a Mussavi del ex presidente Mohamed Jatami se suma ahora la del ayatolá Hosein Alí Montazeri, un disidente y líder histórico de la Revolución Islámica. “Resistirse a las demandas del pueblo está prohibido por la religión. Convoco tres días de luto nacional a partir del miércoles”, afirmó Montazeri en un comunicado publicado en su página web. Montazeri fue uno de los líderes más prominentes de la Revolución Islámica de 1979, pero pronto manifestó sus discrepancias con la dirección que tomó el régimen islámico e incluso ha estado bajo arresto domiciliario algunos años. También es significativo el discurso moderado del presidente del Parlamento iraní, quien realizó una llamada a la calma y emplazó a los opositores al régimen a que empleen la vía de la legalidad para conseguir sus propósitos. Ali Lariyani ha denunciado que el Consejo de Guardianes no es neutral y que se debe respetar la opinión de aquellos que creen que las elecciones no han sido limpias.
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