EL MUNDO › EL RéGIMEN DE LOS AYATOLáS, ADEMáS DE REPRIMIR, PUSO EN MARCHA UNA CAMPAñA DE PROPAGANDA CONTRA LA OPOSICIóN
Los quinientos manifestantes que ayer volvieron a las calles a pesar de la prohibición fueron dispersados por policías antimotines y la milicia Basij con palazos y gases lacrimógenos. El gobierno pidió la detención del opositor Mussavi.
El Líder Supremo de Irán se dirigió ayer por segunda vez en menos de una semana a la nación para frenar las protestas. “Ni el Estado ni la nación cederán a las presiones, cualquiera sea el costo”, dijo tajantemente Ali Jamenei, clavando una mirada desafiante a la cámara. Normalmente, los iraníes pueden pasar meses sin escuchar la voz de la máxima autoridad de la República Islámica, pero la tensión allí no afloja desde que hace dos sábados se anunció la victoria abrumadora del presidente Mahmud Ahmadinejad.
Hace cuatro días que no hay manifestaciones masivas en el centro de la capital, Teherán, pero no por falta de clima. Ayer, más de 500 jóvenes se juntaron frente al Congreso para repudiar la negativa del gobierno de anular las elecciones presidenciales. Estuvieron menos de media hora, cuando empezaron a llegar policías antimotines y Basijs, la milicia islámica, y los dispersaron a fuerza de palazos, gases lacrimógenos y, según dijeron testigos al New York Times y la BBC, balas. Unos pocos se quedaron a enfrentarse con las fuerzas públicas y, según el Times, anoche circulaban versiones entre los manifestantes de que una joven de 19 años habría muerto de un tiro en el cuello.
Con el pasar de los días, la organización de los opositores se vuelve más y más difícil. Además de tener cortada durante la mayor parte del día Internet y la señal de los celulares, la policía y los Basijs están siempre un paso adelante de ellos. Ayer a la mañana comenzó a circular un volante en el que el ex rival electoral de Ahmadinejad, Mir Hussein Mussavi, y el ex presidente Mohammed Jatami convocaban a una marcha frente al Congreso a la tarde y a una ceremonia religiosa hoy en honor de Neda Agha Soltan, la joven de 26 de años que fue asesinada el sábado pasado cerca de una manifestación, según un video que circula por Internet. Pero minutos antes de que comenzaran a llegar las primeras personas a la plaza Baharastan, frente al Parlamento, Mussavi comunicó en su página web que no convocaba ni apoyaba la manifestación. Más tarde se supo que se reunió, por primera vez desde la elección, con legisladores del oficialismo.
En estas horas, en Teherán todos son rumores, que duran poco y se contradicen mucho. “Es muy difícil para nosotros mantener vivas las protestas”, contó a la cadena qatarí Al Jazzeera Yasmin, una estudiante que ayer se movilizó y logró evadir los bastonazos. Además de la represión y la intimidación en las calles, el Estado iraní inició ayer una fuerte campaña de propaganda contra la oposición. La televisión pública mostró durante todo el día de ayer confesiones de supuestos manifestantes que fueron detenidos en la última semana. “Creo que fuimos provocados por las cadenas extranjeras como la BBC y Voice of America para participar de acciones tan inmorales”, dijo un joven, según reprodujo la agencia de noticias británica Reuters.
Entre los testimonios, el canal PressTV difundió un comunicado del Consejo de Guardianes, que confirmaba la victoria electoral de Ahmadinejad. Según se informaba, habían realizado un recuento aleatorio del diez por ciento de los votos y no habían encontrado pruebas de irregularidades masivas que justificaran las denuncias de fraude de la oposición. Nuevamente, Mussavi no contestó. Según advirtieron en los últimos días amigos y aliados, el gobierno lo tiene vigilado y bajo la amenaza de que si continúa rebelándose será detenido, un destino que ya sufrieron decenas de sus compañeros (ver recuadro).
Pero lo que no puede decir con palabras, lo dice con gestos. Al mismo tiempo que Mussavi les soltaba públicamente la mano a los manifestantes frente al Congreso, su mujer difundía un comunicado en Internet. “Los jóvenes y todos los iraníes tienen un derecho constitucional a protestar y el gobierno no debería tratarlos como si hubiera instalado la ley marcial en las calles”, escribió Zahra Rahnavard.
Pero las precauciones de Mussavi no son suficientes para el oficialismo, que ayer pidió públicamente por primera vez la detención del líder reformista. “Sus declaraciones, que impulsaron y provocaron la opinión pública actual, son consideradas un crimen. Son ilegales y habría que enfrentarlas como se debe”, reclamó el presidente del Comité Judicial, Ali Shahrokhi. Hacerle caso al legislador sería escalar aún más en una confrontación; por eso, por ahora, el gobierno prefiere culpar de todo a espías extranjeros y a la mano oculta de las potencias occidentales.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux