EL MUNDO › EL MEDIADOR DE COSTA RICA, OSCAR ARIAS, PIDIó 72 HORAS PARA EVITAR UN DERRAMAMIENTO DE SANGRE
Ante la negativa del gobierno de facto de restituir a Manuel Zelaya, la comitiva del presidente constitucional depuesto en Honduras dio por terminadas las conversaciones. Pocas expectativas ante el nuevo plazo pedido por Arias.
El rechazo de la delegación del gobierno de facto de Roberto Micheletti a aceptar la restitución del depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, hizo fracasar ayer la mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, quien pidió 72 horas más para evitar el riesgo de “una guerra civil”. “Lo siento mucho, señor presidente, pero las propuestas que usted ha presentado resultan inaceptables para el gobierno de Honduras que represento. En particular, su propuesta número uno constituye una directa intromisión en los asuntos internos de Honduras”, precisó el canciller del dictador Micheletti y jefe de su delegación, Carlos López.
Ante esta negativa, la comitiva del presidente constitucional Manuel Zelaya dio por terminado el diálogo de esta segunda ronda de negociación consecutiva. “Este diálogo con esta comisión de este régimen de facto ha terminado”, sentenció la jefa de la delegación, Rixi Moncada. Arias, afónico tras varios días de intensas conversaciones con los responsables de las partes, insistió con las virtudes del diálogo y pidió que las discusiones se mantengan abiertas, ya que, de lo contrario, el escenario sería el peor imaginable: una guerra civil. Pero, de acuerdo con las posturas de las partes, las perspectivas de seguir negociando eran inciertas.
Durante la jornada de ayer, ambas delegaciones habían dado muestras de una frontal división sobre las propuestas en danza. Pero un desacuerdo sobre la propuesta número uno hecha por Arias el sábado, al parecer, fue determinante. Y es que el punto uno no es cualquier punto. Este, de acuerdo con la hoja de ruta propuesta por el mediador y Premio Nobel de la Paz en 1987, exigía la restitución en su cargo de Zelaya hasta el fin de su mandato, en enero de 2010.
Por lo demás, la propuesta de Arias sugería que Zelaya renunciase expresamente a sus pretensiones de modificar la Constitución, la composición de un gobierno de unidad nacional con representantes de los principales partidos políticos, el adelantamiento de las elecciones presidenciales, el traspaso del comando de las fuerzas armadas y la policía al Tribunal Supremo Electoral para garantizar la transparencia de los comicios y la constitución de una comisión de notables para vigilar todo el proceso.
Pero ayer los golpistas presentaron su propio plan, que sencillamente le garantiza al mandatario depuesto un debido proceso en aras de, sencillamente, meterlo preso. “El retorno a Honduras del peticionario señor José Manuel Zelaya Rosales con las garantías necesarias para que pueda ejercer su derecho al debido proceso ante los órganos jurisdiccionales competentes del Poder Judicial”, señaló el primero de los siete puntos preparados por los representantes de Micheletti. Este párrafo fue suficiente para echar todo por la borda. Luego sobrevinieron otras complicaciones, referidas éstas a si Zelaya aceptaba o no abandonar su proyecto de reformar la Carta Magna.
Y es que, según lo anunciado por Arias a última hora del sábado, la comitiva de Zelaya había aceptado íntegramente sus siete puntos. Sin embargo, ayer los golpistas creyeron otra cosa. Según éstos, en unas declaraciones hechas el viernes al diario brasileño Folha de Sao Paulo antes del inicio de la negociación en San José y publicadas recién ayer, Zelaya aseguraba que mantenía su proyecto de convocar una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución y así permitir su reelección.
A esa altura, el diálogo era entre sordos y, en consecuencia, la delegación golpista “desautorizó” para negociar a los representantes del legítimo mandatario. “Entendemos que la comisión que se presentó a este diálogo está desautorizada porque ellos dijeron que ése era un tema superado y hoy don José Manuel Zelaya Rosales reafirma su insistencia de que es el tema que implementará en su retorno al poder”, declaró Arturo Corrales, de la delegación de Micheletti. “Ese tema (la convocatoria de la Asamblea Constituyente) no es el tema que va a obstaculizar esta negociación”, retrucó Arístides Mejía, un hombre de Zelaya. Sin embargo, no se llegó a ningún lado.
Arias convocó anoche a las partes a seguir negociando el próximo miércoles. Según Vilma Morales, de la delegación de Micheletti “siguen abiertas las avenidas del diálogo”. Del lado de Zelaya aún no había respuesta.
De todas formas, nadie parece muy seguro acerca de cuáles serán los próximos pasos a seguir. Ayer, desde Managua, donde participó de los festejos por los treinta años de la Revolución Sandinista, la canciller de Zelaya, Patricia Rodas, advirtió que el presidente derrocado volverá a Honduras, pero de la mano de la movilización popular. “Se les acabó el tiempo a los golpistas. Ahora comienza la marcha definitiva por la vuelta de Manuel Zelaya, quien volverá y llegará acompañado del pueblo y de los países hermanos en una gran marcha latinoamericana”, señaló la ministra.
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