El gusto de Silvio Berlusconi por las prostitutas de lujo y las orgías comenzó ayer a dañar su imagen pública por primera vez desde el inicio de las revelaciones de sus fiestas privadas con decenas de jovencitas. Ayer, un sondeo del instituto IPR divulgado por el diario La Repubblica señaló que la confianza de los italianos en su premier cayó por debajo del 50 por ciento, un piso del cual Il Cavaliere nunca había descendido. “Con ese sondeo se comprueba que su electorado está desconcertado”, estimó el politólogo francés Marc Lazar, especializado en Italia. Según el estudio, mientras que el 49 por ciento de los italianos aseguró que cree en la palabra del primer ministro, el 51 por ciento aseguró que confía “poco” y “nada” en Berlusconi.

Los números, a su vez, no llegaron solos, sino que salieron a la luz apenas 24 horas después de que el semanario italiano L’Espresso divulgara otros cuatro audios más de conversaciones íntimas entre el primer ministro y la prostituta de lujo Patrizia D’Addario, a quien hasta hace un mes el magnate mediático y financiero aseguraba no conocer.

En esta segunda serie de conversaciones, grabadas en secreto por D’Addario en los meses de octubre y noviembre del año pasado, cuando ésta visitó al premier en el palacio Grazioli, la residencia romana de Berlusconi, las voces de los dos protagonistas, según la prensa italiana, son inconfundibles.

En uno de los audios, Gianpaolo Tarantini, el empresario amigo del primer ministro que está siendo investigado por inducción a la prostitución, le advierte a D’Addario que Berlusconi no usa preservativo. “¿Cómo puedo estar tranquila, entonces?”, le pregunta ella. “Pero Patrizia..., es Berlusconi”, la tranquiliza el empresario. En otra grabación, esta vez entre Berlusconi y D’Addario mientras desayunan tras una fiesta en el palazzo, la mujer protesta: “Al principio me hiciste mucho daño”. “Vamos, no es verdad”, contesta él.

La oposición de centroizquierda representada por el Partido Democrático (PD) buscó ayer capitalizar la situación e intentó aprobar en el Parlamento una moción para regular el comportamiento privado del primer ministro. La mayoría oficialista se impuso y la iniciativa fue descartada. “Es todo una campaña montada por la izquierda que intenta atacarnos de cualquier modo”, señalaron diversos parlamentarios del oficialista Partido del Pueblo de la Libertad.

Según Berlusconi, no hay de qué preocuparse. “El escándalo se apagará con las vacaciones de agosto”, aseguró Il Cavaliere.