EL MUNDO › EL ANUNCIO EN LA CAPITAL NORUEGA PROVOCó ASOMBRO, CRíTICAS Y UN ATISBO DE INCOMODIDAD EN LA CASA BLANCA
La noticia parece afirmar el mensaje de tolerancia y diálogo de Obama, pero también aumenta el peso de las expectativas sobre él.
› Por David Usborne *
Un adormilado presidente Barack Obama aceptó el Premio Nobel de la Paz 2009 como un “llamado a la acción” a todo el mundo para confrontar los desafíos globales que enfrenta, que van desde el cambio climático a la amenaza de proliferación nuclear. No intentó ocultar su asombro por ser elegido. Obama usó el Rose Garden en su aparición de ayer, en parte para apartar la atención sobre él con humor y humildad. “Esta no es la forma en que esperaba despertarme esta mañana”, dijo, añadiendo que sus hijas se apuraron a informarle que era también el cumpleaños de su perro, Bo. Los niños, dijo, “mantienen las cosas en perspectiva”.
La noticia recibida antes del amanecer desde Oslo parecía afirmar el fuerte mensaje de tolerancia y diálogo que Obama ha brindado desde antes de ser electo, pero también amenaza con aumentar el peso de las expectativas sobre él. Advirtió que muchas de las cosas a las que aspira no podrán lograrse durante su presidencia –ni aun en su vida–.
El anuncio en la capital noruega provocó asombro entre los periodistas reunidos. Hubo algunas expresiones de desaprobación, de un grupo de figuras mundiales, muchas compartiendo el tema de que Obama ganó el premio demasiado pronto considerando que sus objetivos no han dado muchos frutos. Pero también hubo un atisbo de incomodidad en el 1500 Pennsylvania Avenue. Rahm Emanuel, el jefe de Gabinete, concedió que el que su jefe ganara el Premio Nobel de la Paz no se había discutido nunca. David Axelrod, su asistente político, ni siquiera supo que había sido nominado. Cuando un periodista le dijo a Axelrod que mucha gente alrededor del mundo estaba atónita, contestó: “Como lo estamos nosotros”.
Obama es el tercer presidente de Estados Unidos en ejercicio que recibe el premio de la paz. Los otros dos fueron Woodrow Wilson, en 1919, y Theodore Roosevelt, en 1906. Jimmy Carter lo ganó en 2002, dos décadas después de dejar la Casa Blanca.
El 44º presidente estaba durmiendo cuando recibió el llamado de su vocero, Robert Gibbs. “Me siento a la vez sorprendido y profundamente honrado por la decisión del comité del Nobel –dijo Obama en los jardines de la Casa Blanca–. Quiero ser claro: no lo veo como un reconocimiento de mis logros, sino más bien como una afirmación del liderazgo estadounidense en representación de las aspiraciones populares en todas las naciones. Para ser honesto, no siento que merezca estar en compañía de tantas de las figuras transformadoras que han sido honradas con este premio, hombres y mujeres que me inspiraron a mí y a todo el mundo con su valiente búsqueda de paz.”
“Parte del trabajo que enfrentamos no será completado durante mi presidencia –dijo Obama–. Algunos, como la eliminación de las armas nucleares, no serán completados en mi vida. Por eso este premio debe ser compartido con todos aquellos que luchan por la justicia y la dignidad”, explicó.
“No podemos tolerar un mundo en el que las armas nucleares se expanden por todo el mundo”, ni tampoco “la creciente amenaza del cambio climático”, dijo.
“No podemos permitir que las diferencias entre pueblos definan la manera como se ven unos a otros”, añadió. Finalmente, “no podemos aceptar un mundo en el que se les niegan oportunidades y dignidad a todas aquellas personas que sufren por tener derecho a una educación y a una vida decente”, añadió Obama. Esos desafíos no los asumirá Estados Unidos en solitario, prometió de nuevo Obama, y señaló sin embargo que “siempre fueron las causas” de su país.
Obama dijo que recibiría el premio personalmente en la ceremonia en Oslo el 10 de diciembre y donaría el premio de 1,42 millón de dólares a obras de caridad. Además, acompañando el premio recibirá una medalla de oro y un diploma.
El Comité Nobel noruego elogió a Obama por “sus extraordinarios esfuerzos por fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”, citando su empuje por el desarme nuclear y su acercamiento al mundo musulmán. Mientras comenzaba a llegar la reacción del mundo, ofreciendo elogios y escepticismo, algunos notaron que la última fecha para las nominaciones para el premio fue justo 11 días después de que Obama asumiera.
El momento para el premio fue providencial e incómodo para Obama. Llegó siete días después de que su postura en el mundo mermó por el fracasado viaje a Copenhague para tratar de ganar los Juegos Olímpicos 2016 para Chicago. Pero también coincide por el frenético debate sobre política exterior dentro de la Oficina Oval, que puede verlo aumentando el número de efectivos de Estados Unidos en la guerra de Afganistán. La reacción del talibán fue agria. “¿El Premio Nobel de la Paz? Obama debería haber ganado ‘El Premio Nobel de escalar la violencia y matar a civiles’”, dijo un vocero.
Tampoco hubo una corrida para aplaudir a Obama del campo opositor en Washington. Ex miembros del equipo de Bush expresaron su enojo, entre ellos el ex asistente político Pete Welner, que dijo que el premio era “risible y una burla”. Del Comité Nobel, añadió: “George W. Bush puede vivir una vida realizada sin ser honrado por tal organización”, que “hace mucho que dejó de ser una entidad seria”.
En 2008 Obama sufrió un revés nacional cuando fue recibido como una celebridad dando discursos en Europa, y hay riesgos políticos adjuntos al apoyo del Nobel. Una estatura de héroe en el exterior no impresiona a aquellos necesitados en el país.
Michael Steele, presidente del Partido Republicano, emitió una declaración preguntando “qué exactamente había logrado” para merecer tal honor. “Es lamentable que la estrella del poder del presidente haya eclipsado a incansables defensores que han hecho verdaderos logros trabajando hacia la paz y los derechos humanos –añadió–. Una cosa es cierta, el presidente Obama no recibirá ningún premio de los estadounidenses por la creación de empleos, la responsabilidad política o por apoyar la retórica con acciones concretas.”
Pero el honor podría ayudar a Obama en algunos foros, por ejemplo en Copenhague este diciembre, cuando los líderes del mundo negociarán un tratado contra el calentamiento global, o en su intención en las próximas semanas de acorralar a Rusia y China para domar las ambiciones nucleares de Irán y Corea del Norte. También le da peso a su pedido, hecho primero en Praga en abril, de poner al mundo en un curso hacia el descarte de todas las armas nucleares.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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