La Justicia iraní indicó ayer que tres jóvenes estadounidenses que practicaban turismo aventura y que aparentemente habían entrado en Irán desde el vecino Irak a fines de julio han estado arrestados desde entonces y serán sometidos a juicio por espionaje. El anuncio llegó cuando los esfuerzos de la comunidad internacional orientados a lograr una tregua sobre el futuro de la industria nuclear iraní al acordar la exportación de su stock de uranio de bajo enriquecimiento para ser procesado en terceros países parece estar a punto de colapsar.

El 29 de octubre, diplomáticos suizos visitaron a los tres en la cárcel de Evin de Teherán, aportándoles vestimentas y libros. Se trataba de la segunda visita consular. La primera había tenido lugar un mes antes.

Después de semanas de ansiedad sobre los tres estadounidenses, graduados en la Universidad de California, Berkeley, la radio estatal en Teherán anoche citó al fiscal principal, Abbas Jafari-Dolatabadi, diciendo que “han sido acusados de espionaje” y que una “opinión formal será emitida en un futuro cercano”. Esto podría decir que los cargos ya han sido presentados o que lo serán pronto.

Las familias de los tres insisten en que si realmente traspasaron la frontera lo hicieron sólo por accidente. Al conocer el hecho, desde Berlín, donde participa de los actos conmemorativos del vigésimo aniversario de la caída del Muro, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, exigió la inmediata liberación del grupo. Shane Bauer, de 27 años; Sarah Shourd, de 31, y Josh Fattal, de 27, fueron arrestados en la frontera entre Irán e Irak el 31 de julio. “Creemos firmemente que no existe evidencia alguna para apoyar ningún tipo de acusación –dijo Clinton–. Y renovamos nuestro pedido en nombre de estos tres jóvenes y sus familias al gobierno iraní para que ejercite compasión y los libere, para que puedan regresar a sus hogares.” Clinton dijo que Estados Unidos seguirá llevando el caso a través de Suiza, país que representa los intereses norteamericanos en Teherán desde la ruptura de sus relaciones bilaterales, en 1980. También describió el trato nuclear ofrecido a Teherán como “una importante oportunidad para Irán”.

El drama desató especulaciones de que Irán pueda tratar de usar a los jóvenes estadounidenses como piezas de trueque con Estados Unidos en las negociaciones nucleares. Irán puede ahora tener sólo hasta el fin de esta semana para firmar el tratado teóricamente acordado en Ginebra el mes pasado, pero del que se ha estado retrayendo en los últimos días. De no existir una aceptación de Teherán, probablemente se comience el trabajo para preparar las nuevas sanciones internacionales en las Naciones Unidas en Nueva York. Rusia insinuó la semana pasada que estaba dispuesta a apoyar las sanciones.

Los tres jóvenes estadounidenses estaban en un viaje que comenzó en Turquía occidental y los llevó a la región montañosa del Kurdistán iraquí y a una región de cuevas y cataratas que linda con la frontera de Irán. Una declaración en un sitio web establecido en su nombre, freethehikers.org, rogaba ayer por su rápida liberación. “Esperamos que las autoridades iraníes comprendan que si nuestro hijos y amigos entraron a Irán, sólo puede ser por un motivo: porque cometieron un lamentable error”, decía.

Las esperanzas por su pronta liberación aumentaron durante un breve período en septiembre, cuando el presidente Mahmud Ahmadinejad dijo en una entrevista que “le pediría a la Justicia que apure el proceso y le dé toda su atención y que considere el caso con la máxima indulgencia”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.