EL MUNDO › ENTREVISTA CON EL GREMIALISTA URUGUAYO JUAN CASTILLO, MIEMBRO DEL FA Y DEL PIT-CNT
“Vincular el hallazgo de un arsenal ilegal de 700 armas a la figura de José ‘Pepe’ Mujica es como un último manotazo del ahogado”, afirma Castillo, militante del Partido Comunista. “La actitud de Lacalle desnuda su preocupación.”
› Por Mercedes López San Miguel
El Partido Nacional (Blanco), apoyado por el Partido Colorado, agita el fantasma del temor de décadas pasadas. Así lo cree Juan Castillo, miembro del secretariado de la única central de Uruguay, Pit-Cnt. “Vincular el hallazgo de un arsenal ilegal de 700 armas a la figura de José ‘Pepe’ Mujica es como un último manotazo del ahogado, es ensuciar la campaña”, afirma Castillo, también militante del Partido Comunista, una de las formaciones que integran el centroizquierdista Frente Amplio (FA). El candidato del FA y ex guerrillero tupamaro es favorito para la segunda vuelta del día 29 (con el 49 por ciento de intención de voto) frente a Luis Alberto “Cuqui” Lacalle (42 por ciento). “En la actitud de Lacalle se desnuda su preocupación: los números no le dan para ganar”, enfatiza Castillo en este reportaje con Página/12.
–¿Cómo interpreta este tramo de la campaña hacia el ballottage en el que prima la confrontación en torno de un arsenal?
–El descubrimiento de que un hombre tenga en su poder un arsenal tan grande no es usual para ninguno de nuestros países. Ahora bien, vincularlo con la campaña electoral es como un manotazo de ahogado. La derecha está desesperada por sumar votos y trata de golpear a Mujica. No hay ningún elemento de prueba que indique una vinculación con la militancia de izquierda y, además, la investigación está en curso.
–El ex presidente Batlle involucró al dirigente histórico tupamaro Julio Marenales, ¿en qué se basó?
–Batlle es un dinosaurio político. Quiere seguir sembrando la teoría del terror y agitar fantasmas al electorado. Hay otro ex presidente, Julio María Sanguinetti, que también salió a decir disparates, como acusar de golpistas a integrantes del Frente Amplio y del movimiento sindical. El trasfondo es el mismo: ensuciar una campaña electoral. Lacalle hace campaña en la misma línea. Lacalle es lo más reaccionario: descalifica a los pobres llamándolos “atorrantes”, anunciando que pondría baños químicos y peluquerías en los asentamientos (villas miseria). Batlle, Sanguinetti y Lacalle desnudan su preocupación porque los números no les dan.
–Según los sondeos, hay un porcentaje de indecisos del 9 por ciento.
–Y siete puntos de diferencia de Mujica sobre Lacalle. Es muy difícil la variación de números.
–Quizá la derecha está buscando algún efecto en los indecisos. ¿Qué debería hacer Mujica para contraatacar?
–Como hace hasta ahora: no entrar en las provocaciones ni caer en un nivel tan bajo de expresión política. La gente repudia la falta de aportes de ideas. La campaña de la derecha es similar a la del ’71 con aquellos spots televisivos que mostraban unos tanques rusos y el mensaje era que si ganaba el Frente, se venía el comunismo. El FA no ganó ese año y vino la dictadura de la mano de muchos dirigentes blancos. Ahora vuelven a ese mismo estilo. La gente hoy le teme al desempleo, al hambre, a la miseria. Mujica va a seguir el proyecto político que empezó Tabaré Vázquez.
–Algunos analistas advierten que el FA gana conservando el porcentaje que sacó el 25 de octubre (un 47 por ciento), sumando algún voto independiente y/o de la izquierda. ¿Es así?
–Sí. Al Frente Amplio le alcanza con mantener ese electorado. El que se jugó el 25, reafirmará su posición. Tenemos posibilidades de crecer en función de transmitir confianza. Creo que vamos a ganar por más de la mitad. Dentro del Partido Colorado hay quienes no van a votar a Lacalle, porque los colorados hicieron hincapié en la vuelta a los orígenes. El lugar donde quizá tengamos más votos estará en el Partido Independiente. Son dos puntos y medio del total del electorado. El PI salió del seno del FA. Asamblea Popular se autodenomina radical y llama al voto anulado.También esperamos votos suyos.
–¿Cuáles son las deudas del gobierno?
–Falta construir un Uruguay más justo, que haya una mejor distribución de la riqueza; que se invierta en la obra pública, que se avance en materia de salud y en educación. Falta mejorar el Mercosur, o involucrarnos más en el ALBA. Falta avanzar en materia de verdad y justicia. Que no saliera el plebiscito para anular la Ley de Caducidad fue el golpe más duro que recibimos el 25 de octubre. Nos avergüenza que permanezca esa ley. Pero no le echo la culpa a la gente.
–¿Por qué cree que no se llegó a más del 50 por ciento?
–La culpa muchas veces la tenemos los dirigentes. Mujica y Astori hacían poca referencia sobre el plebiscito; Lacalle y Bordaberry se le oponían; probablemente cometimos errores. La perspectiva de seguir avanzando es el triunfo de la izquierda.
–¿Qué se haría?
–Buscar por la vía jurídica. Días antes de los comicios, la Corte Suprema falló que la ley es inconstitucional para el caso de Nibia Sabalsagaray. Tenemos que explorar cuál es el mecanismo jurídico para que la declare en todos los casos. Y luego, recurrir al Parlamento.
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