Vie 27.11.2009

EL MUNDO  › LOS VINCULOS ENTRE BRASILIA Y WASHINGTON EN UN MOMENTO DELICADO

Fría respuesta de Lula a Obama

Lula envió ayer una carta a la Casa Blanca cuyo contenido no fue revelado. A los hombres del líder brasileño no les cayó en gracia recibir consejos sobre qué decirle al líder iraní acerca de asuntos como energía nuclear.

› Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

En lenguaje diplomático desmentir algo es una forma oblicua de afirmarlo. Cuando el vocero del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el diplomático de carrera Marcelo Baumbach, comunicó ayer en Brasilia que las relaciones con Estados Unidos son “buenas y robustas”, tal vez estaba diciendo que son “regulares y flacas”. Y ciertamente lo son: los vínculos entre Brasilia y Washington atraviesan el peor momento desde que Barack Obama asumió el gobierno, en enero pasado.

Pasemos a los hechos y veamos la distancia que separa a los gobiernos de Lula y Obama respecto de la crisis de Honduras, donde el domingo habrá elecciones montadas por el régimen que encabeza Roberto Micheletti, implantado tras el golpe del 28 de junio.

Mientras Washington respaldó los comicios de Micheletti, Brasil ayer ratificó que no los reconocerá. El consejero de Lula sobre asuntos internacionales, Marco Aurelio García, quien no es diplomático ni afecto a eufemismos, confesó frustración ante la actitud “ideológica de cierto sector de la diplomacia norteamericana” favorable a Micheletti.

“Esta elección tiene las impresiones digitales de un golpe de Estado...y creo que Estados Unidos se aislará (al avalarlas), eso es muy malo para la relación de Estados Unidos con América latina”, presagió ayer García en la ciudad de Manaos, donde acompañó a Lula en la cumbre de países amazónicos, en la que discutieron una posición común para la Cumbre sobre Cambios Climáticos de Copenhague.

La chispa que disparó el enfrentamiento entre brasileños y norteamericanos se remonta al 28 de septiembre, cuando Brasil concedió refugio en su embajada de Tegucigalpa a Manuel Zelaya, ante la reprobación de la secretaria de Estado Hillary Clinton.

El albergue a Zelaya fue una estaca con la que Brasil plantó bandera de defensor irreductible de la democracia (a pesar de las críticas que se escuchan a Zelaya en el Palacio Itamaraty, Cancillería).

“Si aceptamos (los comicios hondureños) estaremos dando coraje a otros países a adoptar la misma solución”, planteó Marco Aurelio García, con un ojo en América Central y otro en el inestable Paraguay.

El asilo a Zelaya, que demostró su eficacia al fortalecer la resistencia democrática, puede devenir en un dolor de cabeza para Lula. Si el domingo hay una importante participación electoral y después de Estados Unidos y sus aliados incondicionales (Colombia, Perú y Panamá) otros países reconocen al nuevo gobierno, la presencia de Zelaya corre el riesgo de diluirse en un gesto testimonial. Esa situación desgastaría la capacidad de presión de Brasil, con aspiraciones de tallar en la política hemisférica y global.

El entuerto entre norteamericanos y sudamericanos no se agota en el itsmo centroamericano. Ayer Lula envió una carta a la Casa Blanca, cuyo contenido no fue revelado, pero responde a otra misiva de Obama en la que se permitió algunas sugerencias sobre la visita a Brasilia del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad.

Según parece a los hombres de Lula no les cayó en gracia recibir consejos sobre qué decirle al líder iraní acerca de asuntos como energía nuclear. Y, por lo que se sabe, Lula no habría llevado en cuenta el mensaje de su colega, dado que respaldó el derecho persa a desarrollar energía atómica.

La correspondencia de Obama, según trascendió, también trató de la cumbre climática de Copenhague y la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio, temas en los que tampoco hay sintonía fina.

“Queremos preservar (al medio ambiente), pero ellos (extranjeros) van a tener que financiar los programas de producción ecológicamente sustentables... que no venga ningún gringo a pedir que dejemos a algún amazonense morir de hambre” para cuidar la floresta, se despachó ayer Lula en Manaos.

Desde esa ciudad, Lula impulsó un frente común con Francia y los países de la Amazonia sudamericana, de cara a la Conferencia sobre Cambios Climáticos de Copenhague, que organizará la ONU en diciembre. Según Lula, “queremos mostrar a nuestros amigos norteamericanos y europeos que nosotros hablamos menos y hacemos más por el medio ambiente”.

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