Desde Montevideo

Al borde de la Ciudad Vieja, casi topándose con la Puerta de la Ciudadela, desfilaban rostros con aire desprecupado. Quizá porque era sábado, quizá porque la elección de hoy parecía estar resuelta en las mentes de los paseantes. El candidato del Frente Amplio, José “Pepe” Mujica, ex guerrillero tupamaro, llegó a la segunda vuelta como favorito para convertirse en presidente de Uruguay ante su rival del Partido Nacional (Blanco) y ex presidente (1990-1995), Luis Alberto Lacalle.

Sin padecer el calor del mediodía, dos muchachos tomaban mate a la entrada del casco histórico de la capital. Emilio Sapone, 24 años, mate en mano, vestido de ropa deportiva, dijo que pensaba votar por Mujica. “Lo voté en primera vuelta (el 25 de octubre) y también mañana (por hoy). Lacalle ya fue presidente y su gobierno corrupto. Fundió el banco Pan de Azúcar por estar en la joda. Lacalle está del lado de los patrones. Hay que salir del cuadradito en el que vive el uruguayo.”

A su lado, Daniel Martínez dijo que antes sentía más fanatismo, al principio de la campaña. “Perdí interés porque no hubo debate. Soy frenteamplista. Pero el gobierno que pasó no fue tan de izquierda. Acá hay que darle laburo a la gente y más oportunidades para los jóvenes. Lo voto a Mujica porque se vuelve más al pueblo.”

A Mujica le gusta que lo llamen el candidato de los pobres. Con su lenguaje campechano, sencillo y hasta a veces desbordado, es el político más popular de Uruguay. El ex dirigente del Movimiento de Liberación NacionalTupamaros en los ’60 no oculta su admiración por Lula Da Silva y se mira en el espejo del modelo brasileño. Fue detenido en 1970, pero logró escapar en dos ocasiones. Una de ellas fue la fuga de la cárcel de Punta Carretas. Junto a otros ocho detenidos se convirtieron en rehenes de la dictadura. Ocho sobrevivieron y fueron liberados con la amnistía de 1985. Enseguida que salió en libertad, Mujica se fue a vivir a la chacra, donde cultiva acelga y remolacha. Su mujer, Lucía Topolansky, ex tupamara también, será quien le tome juramento como futura presidenta del Senado, si, como todas las encuestas pronostican, el ex ministro de Ganadería resulta el ganador de la contienda. Según los últimos sondeos publicados antes de la veda, el candidato frenteamplista obtendría entre el 49 y el 50 por ciento de los votos frente al 41 o 42 de Lacalle.

A unas cuadras de la Ciudad Vieja, pasado el mediodía, Mujica habló con los medios extranjeros en una sala de un hotel. Lo acompañaba su compañero de fórmula, Danilo Astori, ex ministro de Economía del gobierno de Tabaré Vázquez. De saco gris y sin corbata, a Mujica se lo veía cansado tras un mes de intensa campaña. “La fórmula la integramos algún veterano como yo, que lleva algunos años en los avatares políticos, que pasó algunas peripecias”, recordó el presidenciable de 74 años. Dijo que aspira a una gobierno que dé continuidad y afirmación de los logros del gobierno de Tabaré, “tratando de que se solucione el problema de la integración social, que se reparta mejor la riqueza”. A Mujica se le preguntó qué pensaba de la situación de América latina, habida cuenta de que hoy también se vota en Honduras, en donde se instaló un golpe de Estado. El candidato señaló que la democracia es una “plantita delicada que hay que cuidar”. “Espero que tengamos una América latina sin nuevas aventurillas que en la historia no han dado resultado.”

Se le preguntó si aplicará ajustes al modelo forestal uruguayo que trajo aparejado problemas con Argentina por Botnia y problemas ecológicos. “Si, nosotros sin hacer ruido hemos hecho modificaciones al modelo forestal. Tal vez tengamos que hacer más. Nos preocupamos que los árboles se ubiquen en las tierras más adecuadas, nuestra lucha de ordenamiento territorial. Lo de Botnia no es un problema de Botnia, es un problema de Uruguay. Habíamos suscrito un compromiso. No era un problema forestal, era que como país nos habíamos comprometido y no podíamos dar la imagen de una república bananera. Estamos ‘empatanau’. Porque nosotros somos una especie de argentinos raros.”(risas)

Página/12 preguntó si prevé alguna reforma al sistema de medios como se dio en Argentina. “No, no está en la agenda. No veo cambios con medidas jurídicas, tal vez promovamos una mayor diversificación de opiniones y que se haga efectivo eso que se llama libertad de prensa. Creo que este gobierno le dio espacio a las radios comunitarias, un espacio para esos chiquitos. Hasta ahí llega, ¡no nos han pasado las ideas de redistribuir los medios, porque nos meteríamos en un lío!”

En otra parte de la ciudad, su contendiente hablaba casi en simultáneo en conferencia con medios extranjeros en una de las sedes del Partido Nacional. Ante la escasez de medios, la conferencia fue breve.

–Al ver las encuestas, ¿cuál es la crítica que se hacen desde el partido?

–Eso se lo vamos a contar a partir del día 7, en que analizaremos el proceso electoral.

–¿Qué responde al pedido de diálogo que hizo el Frente Amplio en temas como educación, seguridad, energía y medio ambiente?

–Vamos a esperar. Si gana, el señor Mujica tiene mayoría parlamentaria, no nos necesita.

–¿Cómo ve la relación con Argentina y qué se debería hacer?

–Creo que la Argentina tiene que mover primero. Debe despejar el puente.

–En caso de una derrota, ¿renunciará a la presidencia del partido?

–(Se enoja.) Si a usted no le parece que debo serlo, por darle el gusto a lo mejor dejo. No es la primera vez que me va mal. Me quedo en el directorio, para su tranquilidad.

Era la imagen congelada de un Lacalle un poco ofuscado y sin su compañero de fórmula, Jorge Larrañaga.

Afuera de la sede de los blancos, ya entrada la tarde, unos murgueros de trajes coloridos cantaban “Así es la vida/ así es la vida/ hoy tenemos alegría y mañana soledad”.

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